No, esta vez no se cayó el sistema como en el 95, cuando hubo que esperar 40 días para saber si el gobernador electo era Jorge Obeid o Héctor Cavallero. Pero por lo reñida, la elección de este domingo en la provincia no arrojó aún un ganador definitivo. Los números del escrutinio provisorio dicen que, escrutadas el 93% de las mesas, Miguel Lifschitz (Frente Progresista) obtenía 30,7 puntos, Miguel del Sel (Unión PRO) 30,6 y Omar Perotti (Frente para la Victoria) 29,21. La diferencia entre Lifschitz y Del Sel era de dos mil votos. Perotti –que hizo una elección excelente– también quedó muy cerca, lo que políticamente deja un dato político distintivo: la provincia quedó dividida como nunca en tres tercios.
El candidato socialista celebró como gobernador electo cuando tuvo sus mesas testigo que le daban medio punto arriba. Pero también Del Sel se declaró ganador y tanto el PRO como el justicialismo adelantaron que no reconocerán ningún resultado hasta que esté terminado el escrutinio definitivo. El actual mandatario Antonio Bonfatti, presente en la celebración de Lifschitz, guardó silencio sobre el tema.
Los números del escrutinio provisorio cuadraban perfectamente en lo que se suele nombrar como empate técnico, en este caso triple. Lo cierto es que fácticamente eso no existe, pues un solo voto de diferencia hace que haya un ganador que, en este caso, se lleva todo el premio: la Gobernación de la provincia.
Pero la cantidad de votos recurridos, blancos y los telegramas desestimados llevaron a que tanto el justicialismo a través de Omar Perotti y el PRO a través de Mauricio Macri –que llegó a Santa Fe a acompañar a Del Sel– determinaran no reconocer el resultado al que se aferraba el socialismo.
Lifschitz sorprendió a las diez de la noche cuando salió a decirse ganador en virtud de los datos de las mesas testigo de su partido. Enseguida Omar Perotti pidió prudencia y el candidato a vicegobernador del PRO, Jorge Boasso, tildó de “payasada” el anuncio socialista. Más tarde, el propio Perotti agregó: si es necesario, habrá que contar voto a voto, es decir esperar el escrutinio definitivo. Y a eso se plegó el líder nacional del PRO, Mauricio Macri, que le pidió al gobernador Antonio Bonfatti que haga “las cosas bien”, sin “picardías”.
¿Por qué el socialismo difundió a las 21.50 el datos de sus mesas testigo y con eso se declaró ganador en la provincia? Según fuentes del partido de la rosa, porque desde medios de Buenos Aires se buscaba instalar la idea de que Del Sel había triunfado con la idea de potenciar la candidatura presidencial de Macri.
Pero hizo más que eso. Lifschitz subió al escenario del búnker del Patio de la Madera después de que ya la intendenta Mónica Fein se declarara victoriosa, señaló que estaba “muy contento de haber ganado la provincia Santa Fe”, y hasta empezó a decir lo que va a hacer en la gestión: mucho frentismo y obra pública.
Es decir, Lifschitz hizo un discurso de gobernador electo. Nada dice que no pueda serlo. Pero lo hizo cuando aún no lo era.
No mucho más tarde, los números oficiales del escrutinio provisorio lo ponían por una uña arriba de Miguel del Sel. Pero lo exiguo de la diferencia hizo que ni el ex Midachi ni Perotti se resignaran: ninguno de los dos aceptó la derrota sino más bien todo lo contrario.
Así las cosas, los santafesinos se fueron a dormir sin la certeza plena de quién será el gobernador los próximos cuatro años. Una vez más.