El aprendizaje por exploración o descubrimiento convierte al alumno en protagonista en el proceso de transmisión de información y contenidos, con el fin de que encuentre las respuestas para construir su propio conocimiento.
Se trata de un mecanismo esencial del desarrollo cognitivo que se pone en marcha al nacer, descubriendo el mundo por su propia cuenta, haciendo preguntas y corrigiendo las respuestas en base a la experiencia, el ensayo y el error.
Sintetizando, el chico no recibe todos los datos necesarios y la respuesta a un problema, sino que construye la propia idea del mundo y asocia el aprendizaje a las experiencias. El sitio Aula Planeta destacó algunas de las ventajas de este método:
Es motivador. Este enfoque metodológico aprovecha la curiosidad y los intereses de los alumnos para que exploren y descubran la realidad. Además, al tratarse de un sistema activo de asimilación del conocimiento, capta la atención de los estudiantes, desarrolla su creatividad e iniciativa.
Enriquece el proceso de enseñanza-aprendizaje. Los conocimientos que se asimilan a través del aprendizaje por descubrimiento son mucho más ricos, eficaces y profundos que aquellos que se transmiten al alumno de manera unidireccional y pasiva.
Aprender a aprender. Los estudiantes ponen en práctica habilidades y destrezas como la planificación, la organización de tareas, el pensamiento crítico, la superación de las dificultades y los errores, el esfuerzo o la resolución de problemas.
Aprovecha el potencial educativo de las TIC. El alumno puede hacer uso de todas las posibilidades que le brindan los nuevos dispositivos y las nuevas herramientas tecnológicas como internet, lo que vuelve al proceso más atractivo.
Versatilidad. El docente puede poner en práctica este enfoque en cualquier tema y asignatura, y a través de diferentes metodologías y estrategias didácticas, ya sean proyectos colaborativos o trabajos e investigaciones individuales, en el marco de una clase tradicional o aplicando nuevas metodologías como la gamificación.
Promueve el aprendizaje a lo largo de toda la vida. Se trata de una forma muy valiosa de afrontar el aprendizaje que crea hábitos para que los estudiantes puedan seguir poniendo en práctica no solo en la etapa educativa sino durante toda su vida, en el ámbito personal y profesional.