Una persona que tiene una vida sexualmente activa y de repente corta con todo tipo de relación, sufre consecuencias tanto psicológicas como corporales.
Estos son los principales problemas a los que enfrenta una persona con abstinencia prolongada, según el sitio Salud 180:
Mayor riesgo cardíaco: la actividad sexual es uno de los mejores ejercicios cardiovasculares que se puede practicar, según investigadores de la Universidad de Tufts, en Massachusett, Estados Unidos. Es por eso que su interrupción incrementa la posibilidad de sufrir infartos.
Más problemas infecciosos: esta práctica es un excelente generador inmunoglobulina A (IgA), y realizarla al menos dos veces por semana eleva hasta 30% los niveles de este anticuerpo hallados en saliva y mucosas corporales, protegiendo contra resfriados y otras infecciones.
Problemas con la próstata: para los hombres, dejar de tener relaciones sexuales es un factor de riesgo para desarrollar cáncer de próstata, ya que diversas investigaciones confirman que eyacular frecuentemente, cinco veces por semana, tiene un efecto preventivo en hombres de 20 a 50 años.
Cerebro inhibe algunas funciones: existen áreas concretas en el cerebro que intervienen en el comportamiento sexual, provocando la sensación de bienestar por todas las hormonas segregadas. Es por eso que ante la inactividad, se dejan de producir tales sustancias, afectando el estado de ánimo, la toma de decisiones y hasta la memoria.
Además, con el sexo se liberan sustancias vitales para tener una buena salud emocional:
Dopamina, un neurotransmisor con el cual se mejora la atención, controla los impulsos, la motivación y recompensa.
Prolactina considerada como la hormona de la saciedad y la responsable de la secreción de leche.
Oxitocina, llamada hormona del amor, la cual se encarga de fortalecer los lazos afectivos románticos y sociales.
Andrógenos, que influyen en el humor, excitación y en la percepción de la pareja.