El técnico informático Diego Lagomarsino, dueño del arma hallada junto al cadáver de Alberto Nisman, dio una entrevista a un diario británico y sostuvo que el fiscal fallecido "no tenía miedo de terroristas; tenía miedo de que algún fanático pudiera atacar su auto con palos mientras estuviera manejando con sus hijas".
También se mostró arrepentido de haberle prestado el arma a su jefe. "No sé cómo explicar lo que siento. No sé si es culpa o una sensación de responsabilidad moral."
En diálogo con el diario The Guardian, sugirió que decidió hablar en público en los últimos días porque sentía que lo estaban usando como un chivo expiatorio. "Yo era todo lo que tenían y se aprovecharon de mi silencio. Llegó un punto en el que empecé a sentir miedo. La gente está diciendo cosas de mí que no son ciertas", expresó el único imputado en la causa por la muerte del fiscal.
El informático reiteró que no tiene vínculos con el espionaje. "Decidí no mirar televisión, ni leer los diarios o acceder a Internet. Fue una forma de autoprotección", relató.
Según publica este domingo el diario La Nación, Lagomarsino dijo que su trabajo con Nisman consistía en cuidar la seguridad de la red y de las copias de la información.
Habló también de su trato con Nisman. "Él podía estar calmo o enojado. Por ejemplo, cuando yo estaba arreglando algo en su casa, a veces se ponía furioso y después me llamaba más tarde para disculparse."
Finalmente contó que le hubiera gustado estar en el funeral. "Lo tuve que ver por televisión. Miré al cielo y dije: «Perdón por no estar ahí». Ojalá se se sepa la verdad. Espero que él descanse en paz."