“En Occidente, nadie está satisfecho con las notas que obtiene en educación. Pero nosotros menos aún, porque seguimos acumulando asignaturas pendientes”, advirtió el funcionario, cuyo objetivo actual es armar un plan educativo a 10 años.
”La situación del secundario argentino es crítica, por los índices de deserción y el escaso aprestamiento e incentivo para ir a la Universidad”, admitió. Y en una entrevista con el diario La Voz del Interior, Tedesco advirtió que hay que invertir más “en los rudimentos tecnológicos. En estos momentos, las necesidades básicas educativas están satisfechas. En cambio, una de las grandes preocupaciones es no desfasarnos con respecto al mundo actual, y sus instrumentos. La educación tiene que ser más eficiente, dentro y fuera de las aulas”.
”Decimos que la escuela anda mal, sin precisar cuáles y por qué, o en qué. En realidad, carecemos de datos precisos. En igual medida, hay que actualizar al docente. Éste suele ser más renuente que los chicos, en el uso de nuevas formas de comunicación. Nos hemos embarcado en el proyecto de una laptop por alumno porque, con o sin nosotros, la computadora terminará suplantado al pizarrón, al cuaderno y a la cartuchera”, sostuvo el ex ministro.
Una de las principales preocupaciones que expresó Tedesco es que “la ciencia no sea atrayente, porque básicamente lo es. Pero se la enseña en forma árida”. Sobre los modelos a seguir señaló que “trasladar experiencias suele ser infructuoso, porque rara vez dan los mismos resultados”. Y añadió: “es innegable que varios países sacan mejores promedios. Pero los obtuvieron al cabo de una inversión más alta, y sostenida. Chile, por ejemplo. Hace 17 ó 18 años que le dedica más del cinco por ciento de su producto interno bruto (PIB). Nosotros recién ahora estamos arañando ese porcentaje. A Portugal y España les va bastante bien, y son casos atendibles por el parentesco social y cultural con Argentina. Ellos destinan entre el seis y el siete por ciento de su PBI”.
De todos modos, el experto recuerda que “casi nadie” está conforme con la educación, y menos con el nivel medio. “Es un tema mundial. Es común que los adultos añoren la escuela que tuvieron, pero olvidan que entonces había una madre en los hogares. En la actualidad la mujer trabaja, está ausente, y esa realidad es insoslayable. La escuela sola no puede con todo. Por ahí pasa buena parte del fracaso que le achacamos. Es cierto que, antes, el secundario era prácticamente un privilegio. O una excepción. En estas tres décadas se tornó impensable que un chico no vaya a la escuela media. Ese precepto es un logro en sí mismo”. Y concluyó: “yo no achacaría el bajo rendimiento o la deserción, a una cuestión cuantitativa”.
Fuente: La Voz del Interior