“Todos los chicos querían que tocara el timbre menos yo. Para mí ir al colegio era una salida”. La niñez y la adolescencia de Lorena fueron despedazadas por el abuso sexual y el maltrato de su papá. Hoy, con 21 años y mamá de un bebé, contó su historia a Rosario3.com, a pocos meses de que su padre fuera condenado a 12 años de prisión. Su redención comenzó cuando logró revelar su padecimiento y las heridas empezaron a cicatrizar cuando se hizo Justicia: “Soy una nueva persona con una vida hermosa”, confió.
A veces se puede volver a la vida sin haber muerto. Así funciona la angustia cuando después de encarnarse empieza a deslizarse fuera para dejarle espacio al latido. Lorena hoy respira distinto, después de más de diez años –la mitad de su vida–de ser asfixiada por su padre, quien no sólo la denigraba con maltratos físicos y comentarios groseros sino que también, la abusó sexualmente con frecuencia.
Con el abusador preso en la cárcel de Piñero, la joven decidió difundir esta experiencia: “Siento que es una manera de ayudar a otras chicas, cuando sufría abusos de mi papá no tenía quién me hablara del tema Quizás alguien que lea esto y le pase lo mismo, pueda saber que hay muchas maneras de salir, sólo hay que ponerse fuerte”, señaló desde una silla del Instituto Municipal de la Mujer, el área que la apuntaló en este largo y doloroso camino de resurrección. Allí llegó 4 años atrás, de la mano de una profesora que en una clase escolar abordó el tema del abuso sexual. “Nunca había escuchado hablar de eso y tomé la oportunidad porque quería salir de ese sufrimiento”, manifestó.
En las primeras entrevistas sólo pudo contar sobre la violencia que su papá ejercía contra ella y que replicaba contra su mamá, su hermana– falleció en un accidente de tránsito en la niñez–y su hermano mayor. “El trato era horrible”. Así resumió los años en que era obligada a hacer trabajos de fuerza, los retos y las prohibiciones. Había gritos, amenazas y miedo, mucho miedo. “En el instituto me brindaron todo tipo de ayuda hasta que pude contar que mi papá me abusaba sexualmente desde los 8 años, que es desde cuando tengo recuerdos”, indicó.
“Mi mamá no lo sabía, él actuaba siempre cuando estábamos solos o a la madrugada cuando mi mamá se iba a trabajar. “'Esto es para que cuando tengas tu primera vez no te duela', me decía. Yo no entendía lo de mi primera vez, no sabía. Y lo quería porque pensaba que me cuidaba de verdad. Pero me daba miedo, era algo que me podía en todos los sentidos”, expresó. La oscura realidad que la atravesaba fue plasmada en sus dibujitos de niña: “Desde el colegio lo llamaron a él y a mi mamá y me pegó porque '¿cómo vas a dibujar eso?'. Esos dibujos él los usó para cobrar el juicio de mi hermana (por el accidente de tránsito) se acomodó para decir 'esto le está pasando a mi hija más chica por la muerte de mi hija mayor'. Y cobró el juicio”, lamentó.
Lorena cargaba su sufrimiento en las manos. Durante su adolescencia, surgieron en las palmas unas lesiones que, increíblemente, desaparecieron a medida que develaba ese cruel secreto que su padre la obligaba a retener. “Contarlo fue un logro, algo que me cambió la vida. Me hice más fuerte, dejó de ser algo que me pasaba a mí solamente. Ya estaba muy cansada, quería que se terminara. Siempre le tuve miedo pero trataba de pensar en lo que quería para mi vida más adelante”, continuó.
La ayuda no sólo le llegó de las profesionales del instituto municipal sino de parte de quien es hoy el papá de su bebé. En 2009, Lorena conoció el amor que la acompañó también en este proceso de libertad: “Era difícil tener una relación y vivir eso en tu casa. En un momento él me preguntó si mi papá me hacía algo y yo le dije que cómo mi papá iba a hacer eso. Cuando le conté la verdad, me dijo que él se dio cuenta porque me miraba distinto. Pero nunca me dejó sola, fue conmigo a las entrevistas y a hacer la denuncia”, sostuvo.
El 25 de abril de 2013 Lorena se presentó en la Comisaría de la Mujer acompañada por las integrantes del Instituto Municipal de la Mujer. Antes, se había organizado su estadía en la casa de una media hermana mayor quien la abrigó durante el tiempo que duró el proceso penal. El papá cayó preso y tras ser procesado por abuso sexual, en mayo de 2015 fue condenado a 12 años de prisión efectiva. “Es un logro grandísimo, me siento orgullosa de mí. Hoy soy mamá, tengo un bebé que va a cumplir un año, estoy junto a mi pareja de siempre. Es una vida nueva y hermosa. Todo lo que yo quiera vivir lo puedo vivir. Hoy soy una persona nueva”, terminó.
Se hizo Justicia
Viviana Rodríguez es abogada del Instituto Municipal de la Mujer y acompañó a Lorena en el camino judicial que debió recorrer. Según explicó, el caso cayó en manos del juez de Instrucción penal Nº 7 (viejo sistema penal) Juan Andrés Donnola. “Hubo un compromiso muy importante de la sumariante Romina Oberti”, destacó. Los delitos caratulados fueron abuso sexual con acceso carnal agravado en concurso real con corrupciòn de menores agravado, la fiscal de la causa fue Nora Marull.
“En julio de 2013 se logró la orden de detención preventiva del papá en la comisaría 10ª y luego fue trasladado a la cárcel de Piñero”, precisó.
“En el procesamiento fue fundamental la palabra de Lorena, además de otros elementos probatorios”, subrayó Rodríguez, quien consideró que, lamentablemente, no suele suceder que se preste debida atención a las víctimas. El paso siguiente fue, en septiembre de 2013, cuando se dictó auto de procesamiento y fue elevado al Juzgado de Sentencia Nº2 a cargo de la doctora María Isabela Más Varela.
“En abril de 2015 la jueza dictó sentencia en sustento al relato de la víctima, la testimonial de pareja, familia y equipo interdisciplinario, informe forense, informe psicológico del CAVDS y el elaborado por el Instituto Municipal de la Mujer. La condena fue de 12 años de prisión por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo ya que la corrupción de menores agravada no pudo ser efectivamente probada con los elementos probatorios ofrecidos”, detalló la letrada.
“Estamos muy conformes, sin que se valore la palabra de Lorena no se hubiera llegado a esta condena. Es fundamental la sensibilización de los juzgados, que se escuche a las víctimas porque (el abuso) no se puede fabular, causa mucho dolor y esto fue considerado por la Justicia. No pasa siempre, es un mensaje esperanzador”, destacó.