La mitad de las enfermedades mentales comienza antes de los 14 años, aunque en la mayoría de los casos no se detectan ni se tratan. A nivel mundial se trata de un enorme problema porque actualmente el 40 por ciento de la población tiene entre 10 y 24 años, siendo la generación más numerosa de la historia.
Los datos surgen de un trabajo sobre Salud Adolescente publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que advierte que entre el 10 y el 20 por ciento de los adolescentes experimenta alguna condición que afecta su salud mental, incluyendo trastornos emocionales y alimentarios, ansiedad, psicosis, autoagresiones y depresión. En este último caso, 80 por ciento de los episodios se origina en la adolescencia, según consignó SciDev.
Los especialistas advierten que si estos desórdenes no se tratan, se extenderán hacia la vida adulta, impactando por lo tanto el rendimiento académico, el empleo, las relaciones e, incluso, la paternidad.
“En el tránsito de la infancia a la adolescencia se generan cambios neurobiológicos, psicológicos y neuroadaptativos frente a una realidad donde hay nuevos fenómenos físicos y hormonales”, explica el psiquiatra Tomás Baader, director de la Alianza Chilena contra la Depresión.
Ocurre que por entonces el sistema de regulación y modulación de emociones no está completamente maduro, y de este modo los adolescentes resultan emocionalmente más vulnerables a estímulos externos e internos, algo que se acrecienta si vivieron situaciones como abusos sexuales, maltrato, hambrunas, guerras, pobreza.
“Programar acciones para mejorar el bienestar y salud mental de los adolescentes requiere colaboración intersectorial, en la cual la escuela juega un rol crítico”, remarcó Chiara Servili, del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS.