La gran diferencia entre la intolerancia al gluten y la celiaquía es que la primera es una alergia mientras que la segunda, una enfermedad autoinmune. Si bien pueden haber síntomas similares, "no hay anticuerpos asociados a la enfermedad y no hay daño en el revestimiento del intestino", explicó Coealiac, organización de celiaquía del Reino Unido.
La intolerancia al gluten, y la celiaquía, responde a la proteína del gluten que está presente en cereales, trigo, cebada y centena.
Si identificás algunos de estos síntomas sutiles consultá a un especialista. Primero para descartar la enfermedad (y no dañar más el intestino) y, en caso de que no sea, para controlar la alergia al gluten.
- Descompostura: no solo te sentís hinchado, sino que además vas mucho más al baño y tenés descompostura.
- Cansancio constante: si te sentís agotado todo el día y no le encuentrás explicación, puede deberse a la intolerancia al gluten.
- Sensación de desequilibrio: la intolerancia al gluten puede generar desequilibrios hormonales en tu cuerpo y eso desembocar en mareos, sensación de desequilibrio y hasta infertilidad.
- Migraña: el dolor constante de cabeza puede deberse también a tu alergia al gluten.
- Inflamación y dolor en rodillas y caderas: ¿repentinamente te sentís hinchado y con dolor en las articulaciones de las rodillas y las caderas? Consultá a tu médico.
- Erupción de la piel: la intolerancia al gluten puede generar erupciones y picazón en la piel, según una investigación publicada en Diet vs. Disease. Al quitar el gluten de la alimentación, esa picazón desaparece de forma sencilla.
Fuente: vix.com