El invicto estadounidense, campeón welter de la AMB y CMB, Floyd Mayweather, retuvo sus títulos ante el filipino Manny Pacquiao por unanimidad en las tarjetas (118-110, 116-112; 116-112), en una pelea a 12 rounds.
Con jurados que le otorgaron diferencias, tal vez exageradas, el invicto norteamericano suma a los cetros de la Asociación Mundial (AMB) y Consejo (CMB) que ya poseía el de la Organización (OMB) que era propiedad del filipino.Dos jueces fallaron 116-112 en favor de Money, mientras que el restante entregó un veredicto demasiado generoso de 118-110. Lo cierto es que Mayweather sigue gobernando entre los welters, más allá de que arriba del ring ofreció su talento a cuentagotas.
La lucha estuvo lejos de corresponder al calificativo de "pelea del siglo" y todas esas pomposas consideraciones. No fue mala, es cierto, pero tampoco mostró a dos púgiles buscando la ofensiva, permanentemente. Pareció, por momento, una típica partida de ajedrez.
En los primeros dos asaltos, el invicto estadounidense dominó estratégicamente la escena. Fiel a su estilo, con el arte de la defensa como manual, Mayweather casi no necesitó golpear y mostró superioridad frustrando cualquier avance del adversario, que no sabía cómo entrar con golpes arrojados desde distintos ángulos.
El doble verdugo del santafesino Marcos Chino Maidana parecía cómodo en su plan de combate. Pero en el tercer round el filipino ya dio muestras de una mayor movilidad, aunque el desorden le impedía progresar en el cuadrilátero.
Los corazones de la concurrencia se sobresaltaron cuando faltaba poco más de un minuto y medio para el cierre del cuarto asalto; un directo de izquierda de Manny ingresó, pleno y certero, a la cara de Floyd: el norteamericano trastabilló y nació otra pelea.
En el quinto round, Mayweather pudo controlar el ritmo y metió las mejores manos de contragolpe, pero en el sexto sintió otro impacto del asiático, que lo hizo tambalear. A punto tal que tuvo que salir a decir "no" con la cabeza, cuando todos los asistentes se dieron cuenta de que el filipino había castigado duro.
Pacquiao pudo haber sentido el rigor físico de la exigencia de las vueltas anteriores. En el séptimo y octavo round, el filipino lució más cauto. Así Money aprovechó la situación para colocar golpes más justos, que no inquietaron, pero que sí llegaron a destino.
Sin embargo, el norteamericano corría demasiado el ring, pegaba poco y se mostraba permeable para la ofensiva de un Pacquiao, quien, a esa altura, parecía ser el único de los dos que buscaba el ataque.
Pero la inteligencia de Mayweather irrumpió en los dos últimos asaltos, neutralizó cualquier embate del asiático y así la incertidumbre se apoderó del MGM de Las Vegas.
No obstante, los jueces fallaron como Mayweather, el dueño de casa, pretendía y así la corona quedó en manos del invicto estadounidense, que sigue facturando y recolectando dólares, más allá de que su esfuerzo arriba del cuadrilátero sea cada vez menor.
Fuente: Télam