Aurora Venturini es platense, escritora y, cerca de los 90 años, atesora recuerdos imborrables. Por ejemplo, fue amiga personal de Eva Perón y trabajó codo a con ella en la fundación que llevaba el nombre de la Abanderada de los Humildes.

A Evita, justamente, la conoció en la Fundación, adonde la llevaron como psicóloga especialista en minoridad, según recordó en diálogo con el programa A diario, que conduce Alberto Lotuf en Radio 2.

“La conocí con la piernas hinchadas, que ya no la podían tener. Ni voz para hablar tenía, pero estaba allí, atendiendo a los chicos. Era una mujer extraordinaria con una personalidad monstruosa”, afirmó.

Venturini recordó una anécdota que la involucró personalmente. Contó que había en Minoridad un chico huérfano que escribía poemas. Ella le planteó el problema a Evita y ella le contestó que al día siguiente le llevara a un hombre soltero. Venturini fue con un ordenanza a quien conocía y que lloraba de emoción ante la posibilidad de conocer a Evita. La Abanderada de los humildes les preguntó: “¿No tenés hijos? Bueno, ahora vas a tener uno”. Ese chico, dijo Aurora, pudo estudiar y hasta se recibió en la carrera de Letras.

“Yo le tenía un respeto espantoso. Lo que ella pedía era para el bien de la humanidad. Nunca habrá alguien parecido a Evita. Fue única, tenía luz. No era de este mundo, era alguien con luz”, rememoró.

Sin embargo, Venturino aclaró que no le pareció bien cuando, en 1952, se rebautizó a la ciudad de La Plata como Eva Perón, que ya había fallecido. “No me gustó. Soy platense de raza, nací acá. Mi abuelo vino de Italia con Dardo Rocha (fundador de la ciudad), somos fundacionales. Yo la adoraba a Evita y no era de esa gente que quiere lucirse con la palabra, ella se lucía con los hechos. Evita cumplía con el dogma: mejor que decir es hacer”.