“Permítanse experimentar la sensación de estar aquí, en este momento”, quien así se expresa es una instructora de yoga. ¿El lugar? Un colegio de Estados Unidos. ¿Sus destinatarios? Estudiantes que acuden a las clases para mejorar su atención, aliviar ansiedades y depresión y como forma de prevenir actos de violencia.

Durante una hora y media los chicos de la secundaria Wilson, en Portland, Oregon, se dejan guiar por su instructora de Yoga. Son encuentros que se realizan tres veces por semana, en los que los chicos practican yoga, meditan, ensayan técnicas de visualización y respiración profunda, preparan un diario personal y aprenden a escucharse entre sí.

Desde hace un año, en Rosario, María Eugenia Rovetto, Directora de la Tecnicatura Universitaria de Yoga y Salud Integral del Instituto Universitario del Gran Rosario, concurre junto a alumnos avanzados de la Tecnicatura a la Escuela Leonardo Da Vinci de la zona sur de Rosario. “Con los directivos de la escuela que propiciaron nuestra propuesta, y en conjunto, hemos armado esta experiencia que responde a un proyecto de investigación y que se concreta con el dictado de yoga con los chicos de primer año de la escuela secundaria”, afirma.

¿Cómo catalogan a la experiencia?

Es una experiencia enriquecedora, ya que hemos aprendido mucho en este año. Además tenemos cómo comparar nuestra experiencia, ya que hay otras similares; en una de ellas, una escuela de la ciudad de Vicente López, de la provincia de Buenos Aires ya ha logrado incorporar el yoga y la meditación a la currícula.

¿Cuál fue la respuesta de los estudiantes?

Excelente; los mismos alumnos han sido muy receptivos. Superamos la etapa del inicio, ya que la mayoría no conocía el yoga como práctica ni su esencia filosófica y experimentaron cierta resistencia que fue cediendo con las clases. Hoy los chicos disfrutan de las clases y sobre todo de la relajación. Ellos, como gran parte de la sociedad, acumulan estrés dado el clima que nos toca vivir como sociedad, además de la propia relación familiar que se manifiesta en el alto nivel de exigencias, que ellos pueden ordenar y contener cuando logran estar relajados.

¿Y con los docentes? ¿Cómo hacen para que se preparen? ¿Ellos van aprendiendo junto con el alumno?

El año próximo vamos a iniciar una capacitación para los profesores de escuelas secundarias, a través del dictado de talleres; y es para que acompañen a los alumnos en el proceso del aprendizaje.

¿Cómo responden los alumnos del último año que los acompañan a ustedes a dar las clases?

En nuestra Tecnicatura Universitaria preparamos a los futuros profesionales durante 3 años. La primera cohorte se recibirá a fines de este año que se inicia y quedarán habilitados para dar clases a alumnos de escuela secundarias. Es decir estamos formando a los profesionales que, entre otras tareas, serán los responsables de dictar yoga en las escuelas secundarias.

Justamente, como parte de las prácticas que exigimos en el dictado de la Tecnicatura, invitamos a alumnos avanzados para que junto a nosotros se sientan acompañados y guiados para volcar las herramientas teóricas y prácticas necesarias para estar al frente del curso. Estas prácticas son parte imprescindible de su formación y las realizan guiados y acompañados por nosotros.

¿Existe en nuestro medio la posibilidad que esta práctica se incluya en la curricula como aconteció en la escuela de Vicente López? ¿Se ha podido avanzar?

Dentro del IUGR lo hemos estado analizando e incluso una de las cuestiones que nos planteamos institucionalmente es presentar este proyecto al Gobierno Provincial para que se pueda propiciar la práctica del yoga en las escuelas de una manera institucional y curricular. Esta experiencia que estamos llevando adelante es parte de un proyecto que fue presentado en su memento para que nos autorizaran a llevarla a cabo; lo que resta es hacerlo más extensivo para llegar a una buena parte de las escuelas de la provincia.

¿Éste será uno de los objetivos de la Tecnicatura Universitaria de la Carrera de Yoga y salud Integral que dicta el IUGR?

Sí, sin dudas. Pero debemos ser cautos; tal vez no se logre inmediatamente; no olvidemos que esto es un proceso que tiene que ir madurando. Te recuerdo que hace sólo dos años conversábamos contigo sobre este tema cuando nosotros inaugurábamos la carrera y planteábamos en ese entonces sobre el impacto que tendría en nuestros jóvenes y en la sociedad la enseñanza del yoga en las escuelas. Hemos ido avanzando, en el desarrollo de la carrera, en la formación de los primeros docentes y casi al alcanzar su primera cohorte comenzamos con una experiencia piloto que se está consolidando. Este año nos ocupará hacer contacto con las autoridades educativas de la provincia.

¿Qué espera para este año que acaba de comenzar en relación a la incorporación del dictado de yoga en las aulas de las escuelas?

Imagino, desde este espacio que estamos construyendo, mayor hermandad y armonía. Un sentido de trascendencia y unidad que nos propone y facilita el yoga que nos permite reconocernos en el otro.

 Hay un saludo en yoga que es “namasté” que significa: “mi alma saluda a tu alma”, para entender que en ese sentido somos uno, respetando las diferencias; respetando la diversidad; pero incluyéndonos desde la cooperación, superando a la competencia que hoy es la moneda corriente.

María Eugenia Rovetto | Directora de la Tecnicatura Universitaria de Yoga y Salud Integral del Instituto Universitario del Gran Rosario