No hay norma escrita que describa a los bisiestos como “años sencillos” Y este, el que se va, el 2017, es una prueba más de ese sostenido sin letra.
El dato alentador, si quiere creer, es que el próximo, el 2018, tiene sólo 365 días. Por ende, no es bisiesto.
Claro que es discutible esto de aferrase al pensamiento mágico, la mística y las creencias con escaso registro científico. Pero también es cierto que las tradiciones –una parte fundamental en la identidad de los pueblos– tienen mucho de ello.
Rituales transmitidos por generaciones se ensayan con la llegada de un nuevo año. ¿Para qué? Para que los próximos doce meses sean mejores que los pasados, para que se cumplan los deseos, para dejar atrás “todo lo malo” y ¡para que te vaya bien, claro!
Así que abajo les compartimos algunos de esos rituales. Está en vos si querés seguir leyendo.
Comer 12 uvas justo a la medianoche del 31 de diciembre. Además de un mes del año, cada uva representa un deseo o propósito. Hay quienes las comen a toda velocidad porque, aseguran, ser los primeros les garantiza buena fortuna durante todo el año.
Barrer. También es muy frecuente que durante los primeros minutos del año se pase la escoba desde el interior hacia el exterior de una casa. La finalidad de este ritual es alejar las energías negativas de nuestra vida.
Una variación de esta costumbre es arrojar sal al piso horas antes de medianoche, para que las malas energías sean absorbidas y su expulsión al barrer resulte más efectiva.
En algunas localidades uruguayas, en la noche del 31 de diciembre tiran un balde de agua por la ventana para lanzar con él las posibles malas vibraciones de la casa y dejarla limpia.
Correr con valijas. Dicen que si querés tener un año lleno de viajes, en los primeros minutos del 1 de enero tenés que agarrar una valija (o una mochila de viaje) y salir corriendo a la calle. Entre más lejos llegues con mayor será número de viajes.
También hay quienes aseguran que llenar con dinero los zapatos y los bolsillos o beber de una copa de champagne con oro dentro para asegurar la fortuna y la permanencia del patrimonio
Comer alimentos redondos es bueno para la prosperidad. En Italia, se dice que el plato tradicional que se come medianoche, cotechino y lenticchie (un tipo de fiambre y lentejas), trae todo tipo de buena fortuna en el nuevo año.
Resto del mundo
En algunas poblaciones de Estados Unidos, las personas se besan a la medianoche. Según dicén, con ello se asegura la llegada del amor o bien, la continuidad del mismo.
En Grecia acostumbran a hornear un pan con una moneda en el interior. Toparse con este objeto metálico es visto como signo de buena suerte.
Entre las costumbres “extrañas”, en Dinamarca la gente sale a las calles para arrojar platos viejos a las casas de sus seres queridos.
La proporción es directa: mientras más pedazos de vajilla encontremos afuera, más nos quiere la gente.
En tanto que en algunas poblaciones de Escocia, los lugareños le prenden fuego a un barril y lo ponen a rodar por las calles.
En Brasil se estila en ciertos lugares vestirse de blanco en honor a Yemayá, diosa de la fertilidad en la mitología yoruba, proveniente de África.
Además, se saltan siete olas a la medianoche como forma de rendir homenaje a esa deidad africana y para tener un venturoso año nuevo.
Y en Santiago de Chile, son numerosos los visitantes al cementerio municipal de Talca. La costumbre también se repite en otras ciudades del país trasandino.
Esta práctica comenzó como una incursión clandestina de los deudos para estar con sus difuntos.
En Ecuador, la noche de Año Nuevo, se quema el año viejo, al que se encarna en tradicionales muñecos hechos con ropa vieja, aserrín y papel, en representación de las cosas buenas y malas que transcurrieron durante el año que termina.
La práctica se repite en algunas regiones de México, Perú y Venezuela.
Comer alimentos redondos es bueno para la prosperidad. En Italia, se dice que el plato tradicional que se come medianoche, cotechino y lenticchie (un tipo de fiambre y lentejas), trae todo tipo de buena fortuna en el nuevo año