Mientras en ámbitos políticos se daba por segura la salida de Leyla Perazzo de la Jefatura de Policía provincial luego de la facilitada fuga de un narcotraficante del la alcaidía de Reconquista, en esa ciudad los vecinos salieron a respaldar al desplazado titular de la intervenida Unidad Regional IX, Víctor Sarnaglia, e interpretaron que la evasión fue "una camita" para forzar, justamente, su retiro.
Rubén Velázquez, representante de la Federación de Vecinales de Reconquista, fue quien transmitió, en declaraciones de Radio 2, la sospecha que reina en la ciudad del norte provincial: todo fue "una camita" contra Sarnaglia, "quien lideró una política inédita de acercamiento de la policía a los vecinos y nunca le tembló el pulso para sancionar a subordinados que no actuaban como corresponde",
"No hay dudas de la colaboración policial con la fuga y acá a nadie le cierra que eso haya pasado", amplió Velázquez.
Sarnaglia es un oficial de dilatada trayectoria en la policía, donde se destacó, entre otros cargos, cuando estuvo al frente de las Tropas de Operaciones Especiales (TOE).
La fuga del narcotraficante de la alcaidía de Reconquista originará una fuerte purga en la Policía de la provincia. Así lo dio a entender el propio ministro de Gobierno, Roberto Rosúa, quien señaló que el hecho generó “mucho malestar en el despacho del gobernador (Jorge Obeid)”.
Consultado sobre los periodistas por la situación de quien conduce la fuerza, la jefa Leyla Perazzo, Rosúa reconoció que “la policía ha entrado en crisis con estos acontecimientos en Reconquista” y puntualmente, dijo, “la actuación de algunos jefes”. “En consecuencia, les voy a pedir por razones de prudencia que me den 48 horas, a lo sumo tres días, pero tengan la absoluta certeza que van a ocurrir designaciones y revocaciones, que van a haber actitudes del Poder Ejecutivo tendientes a que la Policía se encuadre en algunos puntos rectores”, agregó.
La propia Perazzo reconoció que en el penal donde se fugó Oscar Cardozo, quien estaba detenido desde el 15 de abril de 2006 en la ciudad de Reconquista, sin dejar rastros ni evidencias, “existió favorecimiento doloso” por parte de los custodios para que eso ocurra.