Quizás uno de ellos llegue a la primera división y, por qué no, juegue en un club grande. Quizás sea vendido a Europa por millones de euros, brille en la selección y su casamiento sea noticia en el mundo. Quizás. Pero antes, ahora, los chicos de las divisiones inferiores de Argentino de Rosario, club de la zona norte y miembro de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), antes de entrenar se detienen en el comedor y merendero que la institución se vio obligado a crear. Es que algunos de ellos se cansaban muy rápido en las prácticas y hasta les dolía la cabeza por falta de alimentación.
El proceso comenzó el año pasado cuando los profesores detectaron que había niños que se fatigaban con llamativa rapidez. Primero añadieron una merienda para el turno tarde y este año sumaron una cena para unos 300 pibes que juegan al fútbol en el polideportio de Sorrento al 1400.
Diego Ferreyra, secretario de Argentino, aseguró a Radio 2 que la idea nació porque "algunos chicos llegaban a los entrenamientos mal alimentados o que salteaban comidas, no tenían una alimentación frecuente y diaria como cualquier chico común".
"Empezó por casos de dolores de cabeza al momento del entrenamiento o una fatiga física muy temprana. Estamos hablando sobre todo de chicos de 5, 6 ó 7 años que juegan al baby fútbol. Los profesores lo detectaron y lo manifestaron al resto de la comisión y a los padres del polideportivo del club", continuó el dirigente.
Allí apareció una figura clave: Vicente, el bufetero, quien "se puso el tema al hombro, armó el comedor y pidió ayuda al Banco de Alimentos Rosario (BAR), para tratar de conseguir las vías para asistir a quienes tienen estas falencias".
Según explicó Ferreyra en diálogo con Jesús Emiliano (Hoy es siempre todavía), el comedor funciona en dos turnos. Los chicos entrenan desde las 16 y hasta las 22. Al primer grupo se les da una merienda y, después de las 19, una cena. Son casi 300 de los 1200 jugadores de inferiores (desde los 5 años hasta los 21) que tiene el Salaíto en la Rosarina y en la AFA.
La mayor del club Argentino de Rosario disputa el torneo de la Primera D de la AFA (este año estuvo cerca del ascenso a la C). Tiene su estadio José Olaeta en barrio Sarmiento y su polideportivo de Sorrento en Parque Casas.
Integración
Ferreyra explicó que no todos los pibes tienen esa problemática ya que conviven algunos de familias con necesidades básicas insatisfechas y otros de clase media; desde Empalme y La Cerámica a otros del centro de la ciudad. Pero se les da la ración a todos por igual como una forma de integración.
El dirigente del Sala agradeció el apoyo del Banco de Alimentos: "Sin ellos no sería posible darle la ayuda a los chicos todos los días". También aclaró que la pobreza y la deficiencia alimentaria ligada a sus jugadores de inferiores no es nueva pero sí creció en los últimos años. "No es que antes no existía y ahora sí pero hay un aumento y es una situación que está a la vuelta de cualquier esquina en cualquier barrio", definió.
El caso de Argentino no es una excepción. Un informe de Unicef reveló que casi la mitad de los niños y niñas del país son pobres. Son más de cinco millones de chicos, de los cuales, además, un millón y medio no come todos los días.
La alimentación es una, quizás la más dramática, de las manifestaciones de la crisis social. Antes, contó Ferreyra, toda la familia iba a ver los partidos de las inferiores y a pasar el día. Ahora, asiste sólo un padre o madre que lleva a varios chicos. Eso, por supuesto, tiene como correlato que la recaudación de los clubes de barrio descendió mucho y afecta a un eslabón clave para mantener el tejido social, incluso en rincones donde el Estado no dice presente.