El árbitro argentino Horacio Elizondo cumplió una buena actuación en el primer partido del Mundial. Mostró un muy buen estado físico, se mantuvo siempre cerca de las jugadas y en ningún momento se vio desbordado por la importancia del encuentro. Se atuvo a las nuevas instrucciones reglamentarias de la FIFA al no perdonar los excesos y mostrar tarjeta amarilla al costarricense Danny Fonseca en el primer tiempo, pero los jugadores alemanes le reprocharon no haber cobrado un tiro penal por presunta infracción sobre Bernd Scheneider en la segunda mitad. Una decisión difícil tuvo que adoptar cuando dejó seguir un avance en el que Paulo César Wanchope se filtró por detrás de la defensa germana y estableció la igualdad parcial (1-1), en una posición que no era adelantada por muy poco. Fue el partido más importante que dirigió Elizondo en su carrera y, sin dudas, estuvo a la altura de las circunstancias. Los árbitros asistentes -también argentinos- fueron Darío García y Rodolfo Otero.