El ejercitó de Afganistán informó este domingo que el proyectil GBU-43, lanzado por Estados Unidos el pasado jueves sobre una base del Estado Islámico (EI), mató a más de 95 yihadistas en Nangarhar. A su vez, anunció el comienzo de una nueva operación "muy agresiva" contra los insurgentes en el país.
"Más de 95 terroristas clave para el Estado Islámico fallecieron durante el bombardeo con la «madre de todas las bombas». Las operaciones de evaluación sobre el terreno aún continúan en la zona", aseguró en una rueda de prensa en Kabul el adjunto al jefe del Ejército afgano, el general Murad Ali.
Ali señaló que el ataque con el proyectil GBU-43, uno de los más potentes del arsenal convencional estadounidense, era fruto de una "necesidad" y aseguró que su lanzamiento constituye un mensaje para que los países vecinos "se tomen en serio la presencia del EI" en su territorio.
El número dos del Ejército afgano anunció también que este domingo dio comienzo en diferentes áreas del país la denominada operación Khalid, una ofensiva "muy agresiva para destruir a los insurgentes" en Afganistán de la que no reveló más detalles.
Ali indicó que se reunirá próximamente con el asesor de Seguridad Nacional del presidente estadounidense Trump, Herbert Raymond McMaster, que llegó este domingo a Kabul, para tratar la situación actual del país asiático en materia de seguridad.
El asesor estadounidense también tiene previsto encontrarse con su homólogo afgano, Mohammad Hanif Atmar, tres días después del histórico bombardeo en el distrito de Achin.
Al anochecer del jueves pasado, Estados Unidos lanzó la denominada "madre de todas las bombas" sobre una base del EI ubicada en una zona montañosa en Achin, al este de Afganistán y cerca de la frontera con Pakistán.
Además de acabar con la vida de más de 90 yihadistas, el proyectil, de 10 toneladas, destruyó una zona estratégica utilizada por el EI, compuesta por túneles construidos durante la invasión soviética al país asiático.
El lanzamiento de la GBU-43 suscitó las críticas de algunos líderes afganos como el ex presidente de Afganistán Hamid Karzai (2001-2014), que aseguró que no reconoce al actual gobierno por haber permitido a Estados Unidos perpetrar el ataque.
El ataque se produjo después de que el gobierno afgano afirmara esta misma semana que el número de insurgentes del EI en el país es inferior a 400 y que el año pasado abatió a unos 2.500 miembros del grupo, lo que redujo su presencia a solo dos de las 34 provincias afganas.