Un estudio de la Universidad Estatal de Pensilvania asegura que fue el clima lo que moldeó las narices de las personas. De este modo quienes viven en condiciones cálidas y húmedas como las africanas poseen fosas nasales más amplias, mientras que quienes lo hacen en ambientes fríos y secos como el norte europeo las tienen más pequeñas.
Arslan Zaidi, autor del estudio publicado en la revista Plos Genetics y reproducido por El Espectador, explicó que esta asociación solía hacerse antiguamente, pero nunca se había probado ya que se analizaban los cráneos de las personas para dar una respuesta al tamaño de su nariz.
En esta ocasión se observaron a través de imágenes faciales 3D las narices de casi 500 voluntarios del sur de Asia, el este de Asia, África occidental y el norte de Europa. Los primeros resultados demostraron que en los participantes africanos y europeos la forma de la nariz es heredable.
El equipo fue más allá con el objetivo de ver si existía una relación entre la nariz y el clima, y para eso realizó un nuevo análisis con 140 mujeres de diversos lugares de África, Asia y Europa y de su ascendencia, lo que arrojó que la anchura de las fosas nasales está vinculada a la temperatura y a la humedad.
De esta forma quedó demostrado que aquellos participantes cuyos antepasados vivieron en climas cálidos o húmedos, cuentan con los orificios más amplios respecto a aquellos cuyos antepasados vivieron en climas fríos o secos.
¿A qué se debe esto? Para Zaidi los conductos nasales estrechos aumentan el contenido de humedad del aire y dejan que se caliente, previniendo así el frío y los problemas en las vías respiratorias.