En la investigación, cuyos resultados han aparecido en la revista “Sleep”, colaboraron investigadores de la Universidad de Warwick(Reino Unido), la red Indepth (Ghana) y la Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica).
Los investigadores examinaron la calidad del sueño de personas de cincuenta años de edad procedentes de poblaciones rurales de Bangladesh, Ghana, India, Indonesia, Tanzania, Sudáfrica y Vietnam, y también de un núcleo urbano de Kenia.
Además, buscaron posibles vínculos entre las alteraciones del sueño y estadísticas demográficas sociales, calidad de vida, salud física y afecciones psiquiátricas entre las 24.434 mujeres y los 19.501 hombres participantes en el estudio.
De esta forma, los científicos hallaron una relación muy marcada, similar a la existente en el mundo desarrollado, entre dichas alteraciones del sueño y patologías psiquiátricas como la depresión y la ansiedad.
Los resultados apuntan a una prevalencia más elevada de los problemas de sueño entre las mujeres y los grupos de más edad, tendencia ésta equivalente a la observada en países de mayor nivel de renta.
El autor principal del estudio, el doctor Saverio Stranges de la Facultad de Medicina de la Universidad de Warwick, declaró: “Nuestra investigación muestra que la prevalencia de problemas de sueño en los países en desarrollo es mucho más alta de lo que se creía. El dato es especialmente preocupante habida cuenta de que muchos países de renta baja tienen que hacer frente, además, a la presión que ejercen sobre sus escasos recursos económicos enfermedades infecciosas como el VIH y también a prevalencias cada vez más altas de enfermedades crónicas como el cáncer y afecciones cardiovasculares”.
“De este nuevo estudio se desprende que las alteraciones del sueño podrían constituir un problema de salud pública que ha pasado desapercibido pero que es notable entre las personas mayores, sobre todo las mujeres, en entornos de renta baja. Asimismo, al parecer los problemas de sueño no están asociados únicamente a los centros urbanos, puesto que la mayoría de los encuestados residen en zonas rurales. Es posible que la prevalencia sea aún mayor entre quienes viven en ciudades”, concluye Stranges.
Fuente: Tendencias 21