Las personas que duermen menos de seis horas pueden tener un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, en comparación con aquellas que lo hacen entre siete y ocho horas. Esto es porque el sueño de “mala calidad” incrementa el riesgo de aterosclerosis, lo que supone la acumulación de placas en las arterias de todo el cuerpo.
Este fue el resultado de un estudio realizado por científicos españoles y holandeses y publicado en el Journal of American College of Cardiology (JACC). “Las enfermedades cardiovasculares son un gran problema mundial. Actualmente estamos previniendo y tratando a las personas afectadas con diferentes métodos –fármacos, actividad física y dieta–. No obstante, estos resultados enfatizan que debemos incluir al sueño como una ‘herramienta’ más para combatirlas”, subrayó el autor principal del estudio, José M. Ordovás.
“Este es el primer estudio que muestra que el sueño medido objetivamente está asociado de manera independiente con la aterosclerosis en todo el organismo, no solo en el corazón”, añadió y consignó la agencia Sinc. Trabajos previos ya habían demostrado que la falta de sueño aumenta el riesgo de patología cardiovascular al incrementar los factores de riesgo de la enfermedad cardíaca, como niveles de glucosa, presión arterial, inflamación y obesidad.
En esta investigación, que incluyó a casi 4.000 participantes, se evaluó el impacto de la duración del sueño o la fragmentación del mismo en la aterosclerosis. De este modo descubrieron que quienes dormían menos de 6 horas al día o tenían un sueño muy fragmentado y de mala calidad tenían 27% más posibilidades de tener placas de colesterol, en comparación con aquellos que dormían más horas o tenían un sueño menos fragmentado.
Además, aquellos que tenían una mala calidad de sueño tenían una probabilidad de un 34% mayor de tener aterosclerosis, en comparación con aquellos que tenían una buena calidad de sueño. La calidad del sueño se definió por la frecuencia con la que una persona se despertaba durante la noche y la frecuencia de sus movimientos durante el sueño, que reflejan sus diferentes fases.