La primera ministra británica, Theresa May, dijo que su plan para el Brexit "no puede implicar seguir formando parte del mercado único", por lo que su objetivo será buscar "una nueva asociación, positiva y constructiva" con la Unión Europea (UE).
En un discurso en Londres en el que delineó los objetivos de su Gobierno en las negociaciones que debe mantener con la UE para la salida de Reino Unido del bloque, May subrayó que, sin embargo, buscará "el mayor acceso posible" al mercado único europeo.
También indicó que su país podría buscar un "proceso en fases" para abandonar la UE después de los dos años de negociaciones formales, para evitar asomarse "al abismo".
Por otro lado, adelantó que el Parlamento deberá aprobar en las dos cámaras el acuerdo final sobre el "Brexit" al que se llegue antes de que entre en vigor.
Este acuerdo no estará listo antes de la primavera (boreal) de 2019, después de la fase de dos años de negociaciones que comenzará con el anuncio formal de salida de Reino Unido. May ya adelantó que hará esta petición a más tardar a finales de marzo de este año.
El 23 de junio de 2016, los británicos aprobaron por una estrecha mayoría en un referéndum salir de la UE, lo que se conoce como "Brexit".
Ante las diversas opciones a la hora de afrontar el "Brexit", se han acuñado los términos de una versión dura y otra blanda.
Por "Brexit duro" o "limpio" se entiende una ruptura clara con Bruselas. La relación entre Reino Unido y los 27 Estados miembros restantes sería comparable a la actual de la UE con Canadá. Los ciudadanos europeos deberían solicitar permiso de trabajo para poder vivir y trabajar en el país.
Además, se necesitaría un acuerdo de libre comercio que permitiera la libre circulación de bienes y servicios sin tasas aduaneras. Los expertos calculan que se necesitarían unos diez años para elaborar los acuerdos necesarios.
Por "Brexit blando" se entiende la búsqueda por parte de Londres de un vínculo con la UE similar al que tiene Noruega, que no es miembro de la Unión pero que tienen pleno acceso al mercado único europeo.
A cambio, debería contribuir al presupuesto comunitario, permitir a los ciudadanos de la UE vivir y trabajar en el país y asumir una gran parte de la legislación europea.