Investigadores del Instituto de Neurociencias de Alicante (centro mixto del CSIC y la Universidad Miguel Hernández) y el Instituto Central de Salud Mental de Mannheim (Alemania) han demostrado que los daños cerebrales producidos por el consumo de alcohol siguen progresando cuando cesa la ingesta.

En concreto, el estudio –publicado en la revista JAMA Psychiatry– y reproducido en el portal elespectador muestra que seis semanas después de haber dejado de beber siguen produciéndose cambios en la materia blanca del cerebro. Estos resultados rebaten la creencia de que las alteraciones en el cerebro empiezan a normalizarse inmediatamente después de abandonar el consumo.

“Con el consumo de alcohol se produce un cambio generalizado en la sustancia blanca, es decir en el conjunto de fibras que comunican distintas partes del cerebro”, precisa Santiago Canals, experto del Instituto de Neurociencias y coordinador de la investigación. Las alteraciones son más intensas en el cuerpo calloso –relacionado con la comunicación entre ambos hemisferios– y la fimbria –que contiene las fibras nerviosas que comunican el hipocampo, estructura fundamental para la formación de memorias–.