Un equipo de investigadores de la University of Massachusetts Amherst (EE.UU.), ha comprobado que los niños pequeños que duermen la siesta obtienen un beneficio adicional que no se consigue únicamente con el sueño nocturno, ya que este doble descanso favorece la favorece la memoria y la consolidación de recuerdos, como ya se había observado en anteriores estudios, pero además contribuye a mejorar la regulación de las emociones en la primera infancia tal y como acaban de confirmar en el estudio que ha sido publicado en Scientific Reports.

La primera infancia es precisamente una etapa crítica para el desarrollo emocional y de las habilidades lingüísticas, y en ella se inicia la regulación de los pensamientos y comportamientos. Por ello, las intervenciones dirigidas a mejorar el aprendizaje emocionala estas edades pueden proporcionar grandes ventajas que tendrán un impacto a largo plazo, según el portal webconsultas.com.

Los autores del trabajo afirman que sus resultados demuestran que la siesta conlleva beneficios para el procesamiento de la memoria, y que teniendo en cuenta que el correcto aprendizaje socioemocional de los niños en edad preescolar puede ayudarles a superar los retos a los que se enfrentan durante su educación, es aconsejable que duerman una media de 70 minutos diarios de siesta, y que esta práctica se incluya en sus programas escolares para garantizar que disponen de tiempo suficiente para llevarla a cabo.