Un estudio publicado en la revista Nature revela el contenido calórico del ser humano. El informe se orienta en el fin de estudiar los ocasionales episodios de canibalismo en el Paleolítico –a partir de evidencias arqueológicas– y el valor nutricional de la carne humana para discernir cuán hay de calmar el hambre y cuánto de cultura en la práctica.
Según informan en el estudio, comer toda la carne de un ser humano –sin incluir los órganos– proporcionaría alrededor de 32.376 calorías, mientras que el menú caníbal completo –desde los músculos hasta los pulmones, pasando por los huesos y la piel– se obtendría alrededor de 143.771 calorías.
Esto podría ser el almuerzo para unos 25 machos adultos Neanderthales o del Pleistoceno.
Lo que ocurre es que si el mismo grupo localiza a un jabalí o a una vaca, animales por otra parte más fáciles de cazar, tendrían hasta tres días de comidas antes de quedarse con los huesos.
“En un nivel nutricional los homínidos están donde se espera en términos de contenidos de calorías en comparación con la fauna (animales) de un peso corporal similar. Sin embargo, cuando los comparas con los animales grandes que sabemos que nuestros antepasados también comieron, los rendimientos calóricos de individuos y grupos de homínidos son significativamente menores”, explicó el arqueólogo James Cole de la Universidad de Brighton y autor del estudio, en declaraciones que reproduce los portal es Gizmodo y Arstechnica.
Por tanto y fuera de períodos extremos como pueden ser las hambrunas, la explicación de que los homínidos eran caníbales por razones nutricionales no se sostiene.
“Más bien, dada la aparente escasez del comportamiento caníbal en el registro arqueológico dentro de las poblaciones individuales de homínidos, junto con una imagen de la creciente complejidad social de los homínidos a comienzos del Pleistoceno, es más probable que las motivaciones para los episodios caníbales estén dentro de sistemas culturales complejos que involucren tanto la dinámica de los grupos como la competencia”, señaló Cole.
Para llegar a esa conclusión, el investigador utilizó las composiciones químicas publicadas de cuatro machos humanos (Homo sapiens), calculó las calorías totales promedio de grasa y proteína en cada pedacito del cuerpo humano.
De esta forma, si un caníbal se comió todo, desde el músculo hasta los pulmones pasando por los huesos y la piel, obtendría alrededor de 143.771 calorías.
El tejido graso fue, como era de esperar, la porción más rica en calorías con un peso de 49.939 calorías.