Por cómo viene la campaña y por lo que está en juego, la madre de todas las batallas en las internas abiertas del 28 de abril será la disputa entre Verónica Irizar y Pablo Javkin por la candidatura a intendente del Frente Progresista. Si Javkin vence en esa compulsa, será histórico, pues después de 30 años el jefe del Palacio de los Leones no será socialista, más allá de lo que ocurra en la elección general.
Eso explica la intensidad que el socialismo le puso a la campaña por Irizar: la actual concejala está en afiches, pasacalles, spots y en cada acto de inauguración, que en época de campaña se multiplican como nunca, pegada como una estampilla a quien la impuso como precandidata, el gobernador Miguel Lifschitz.
Enfrente, sin padrinos ni aparatos, Javkin rema y rema en una campaña en la que que si bien en lo declarativo no tuvo hasta ahora demasiados cruces picantes, esconde detrás de los discursos una tensión interna pocas veces vista en el Frente Progresista.
En el entorno del también concejal hay mucha molestia por ciertas "maniobras" del aparato oficialista y, muy especialmente, con el rol que ha adoptado el gobernador.
Si bien esto no se expresa en los discursos de Javkin y de su primera candidata a concejala María Eugenia Schmuck, sí está presente en ciertas piezas de campaña, como spots que circulan en redes sociales para responder un reciente reportaje de La Capital a Lifschitz en el que el mandatario afirmó: "Votar por Bonfatti e Irizar es como si me votaran a mí".
Esa misma frase el equipo de campaña del rival interno del socialismo la puso en boca de decenas de personas, ciudadanos y ciudadanas, que de alguna forma le responden a Lifschitz: "Votar a Pablo Javkin es como si me votaras a mí".
La idea es clara: instalar a Javkin como "el candidato de la gente" que enfrenta a "la candidata de la corporación y los aparatos".
Más allá de esta pequeña guerra de guerrillas, el Frente Progresista en general y el gobernador Lifschitz en particular acaso se estén generando, con este clima interno enrarecido, un problema extra para el día después, el 29 de abril, cuando comenzará la campaña para las elecciones generales de junio.
Cuando en 2015 Mónica Fein necesitó del respaldo de Javkin para ganar una elección que venia torcida, el entonces diputado nacional no sólo estuvo en cada momento junto con la intendenta sino que además, luego de la reelección por una uña ante Anita Martínez, renunció a su banca y se convirtió en coordinador de un gabinete municipal que venía desgastado y necesitaba oxigenarse.
Gane Javkin o gane Irizar, tras las internas abiertas el Frente Progresista necesitará a todos en la mesa, no solo para retener la Intendencia sino también para que Antonio Bonfatti salga airoso de la elección a gobernador.
¿Será posible con las heridas que parece estar abriendo la campaña antes de las Paso?