Análisis realizados en aguas del río Paraná para determinar si los peces que murieron en los últimos días en el norte de Santa Fe fueron afectados por agroquímicos dieron negativo y los especialistas lo adjudican a un fenómeno natural derivado de las altas temperaturas y las crecidas de los ríos.
Según informó el Ministerio de Ambiente provincial, los estudios arrojaron un saldo “negativo para glifosato, malatión y ampa", luego de que la Universidad Nacional del Litoral (UNL) revisara "124 sustancias activas" sobre muestras tomadas en Villa Ocampo y Romang, pertenecientes al San Javier, un río menor del sistema Paraná.
El subsecretario de Recursos Naturales de la provincia, Alejandro Larriera, dijo que "no se encontraron indicios de existencia de materias activas que afecten el recurso hídrico, tanto en Romang como en Villa Ocampo”, según declaraciones que recoge la agencia Télam.
“Estamos ante un fenómeno natural provocado por el déficit de oxígeno disuelto en el agua por las altas temperaturas y las crecidas repentinas de los ríos”, afirmó.
Larriera dijo además que se trata de un "fenómeno natural de escala regional, dado que situaciones similares ocurren en al menos tres provincias (en alusión a Formosa, Chaco y Santa Fe) y dos ríos (Paraná y Paraguay)”.
La semana pasada fueron encontrados cientos de peces muertos en las costas de ríos interiores del sistema Paraná, lo que generó preocupación y denuncias en redes sociales. La escena se repitió sobre el Canal Florentino, cerca de la localidad cordobesa de El Fortín, muy próxima del límite con Santa Fe.
En ese momento el gobierno provincial también atribuyó la situación "a las altas temperaturas y la crecida de las aguas, que provocaron una disminución en los niveles de oxígeno", pero de todos modos hubo sospechas sobre la incidencia de agroquímicos utilizados en cercanías a los arroyos que desembocan en el Paraná.
En ese sentido, el director de la Agencia Santafesina de Seguridad Alimentaria (Assal), Eduardo Elizalde, informó que "está totalmente desaconsejado el consumo de peces muertos o moribundos, ya que se descomponen rápidamente y podrían representar un grave riesgo para la salud".