Marisela Pozo Pizl fue asesinada a golpes por tres hombres el 17 de marzo del año pasado en un confuso episodio sucedido en el barrio Luján, en la localidad bonarense de Laferrere. A poco de un año y medio del hecho, los agresores fueron condenados a un año de prisión en suspenso en un juicio abreviado. Seguirán en libertad, beneficio que gozan desde el 14 de julio pasado, cuando cambió la carátula de la causa.
En medio de un ataque de pánico, Marisela salió de su casa, caminó diez cuadras descalza e intentó ingresar a un quiosco. Rompió un vidrio del negocio y el dueño del mismo, junto a otros dos vecinos, la torturaron durante tres horas. La golpearon con fierros, la arrastraron por la calle, la ataron a un árbol y luego la dejaron abandonada al costado de las vías del tren Belgrano Sur. Las agresiones quedaron filmadas por testigos.
Según figura en la causa, se realizaron 25 llamados al 911. Sin embargo, la Policía llegó al lugar cuatro horas después. La mujer fue internada y falleció tres días después por una falla multiorgánica.
"La autoría del crimen no está en discusión. Lo que tuvo en cuenta la cámara fue que los asesinos no habrían querido matar a Marisela porque ninguno de los golpes había sido en zonas vitales. No es que hubo un golpe que le produjo la muerte; murió por la multiplicidad de golpes", señaló al sitio web El 1 Digital el abogado de la familia de la víctima, Matías Bernal.
Los tres condenados fueron detenidos después del femicidio y el 14 de julio quedaron en libertad, cuando la carátula cambió de homicidio simple a homicidio preterintencional.