A las seis personas demoradas durante la mañana de este viernes en el marco de la investigación por el asesinato de Roberto Pimpi Camino, se sumaron por la tarde otras tres que fueron trasladadas por la Policía para que presten declaración en el marco de la causa.

Se trata de personas jóvenes que personal de la División Investigaciones de la Unidad Regional II fue a buscar a sus domicilios. Dos de ellas son mujeres de entre 20 y 25 años que estuvieron acompañadas por sus padres en el camino a la declaración.

Según relató el periodista de Radio 2, Héctor López, una de las chicas habría presenciado la escena del crimen y tendría identificado a un sujeto de medidana edad, vestido de gorra, como la persona que empuñaba el arma y efectuó los cinco disparos que terminaron con la vida del ex líder de la barra de Newell´s.

Serían los primeros tres testimonios que aportarían datos consistentes luego de que los seis demorados de la mañana de este viernes dijeron no haber visto los detalles del suceso que conmovió a la opinión pública.

El crimen

Eran cerca de las 5 de la madrugada y estaba en un bar de la zona oeste. Algunos dicen que le dieron ganas de fumar y salió a la calle, aunque otros aseguran que lo obligaron a salir. Apenas si llegó a sentir al aire de la noche húmeda en la cara. Puso sus pies en la vereda y enseguida vino un balazo tras otro: pum, pum, pum, pum, pum. Cinco en total. Roberto "Pimpi" Camino, ex jefe de la barra brava de Newell´s, amo y señor de una zona –la de Grandoli y Lamadrid, donde se realizará el velorio– marcada en rojo furioso en el mapa del delito, fue asesinado este viernes a la madrugada, en un crimen de características mafiosas.

Asesinatos, drogas, fútbol, relaciones espurias con el poder y la policía, figuran en la biografía del personaje en cuestión. Todos estos ingredientes aparecen en las primeras hipótesis que se barajan en torno al homicidio del Pimpi. ¿Un crimen por encargo con un autor intelectual y ejecutores materiales? Es una línea que se investiga. ¿Hay policías involucrados? Es lo que sostiene la familia y no descarta el abogado del Pimpi. En la fuerza había silencio de radio este mediodía, pero a la vez mucha agitación interna ante la amenaza de allegados del ex jefe de la barra leprosa que conocían la red de protección con la que supo contar y que le permitió, por ejemplo, mantenerse meses prófugo tras la incursión armada al club del Parque en enero de 2009.

El ex jefe de la barra leprosa, que supo reinar en la popular del Coloso del Parque –y en muchos otros ámbitos del club cuando Eduardo López era presidente–, estaba en la madrugada en un bar de Servando Bayo al 1400 llamado Ezeiza. Según fuentes de la familia, había llegado allí convocado por dos personas:  una, un tal Toro, aparentemente dueño de un bar de la zona, y el otro un policía apodado Angelito Negro.

Las primeras versiones policiales indicaban que a las cinco de la madrugada fue sacado por cuatro personas y que luego lo balearon. Pero avanzadas algunas horas, un familiar directo le dijo al periodista Pablo Procopio, de Radio 2, que Pimpi salió a fumar un cigarrillo y que en la calle lo estaban esperando sus asesinos, que le dispararon sin más. Por eso, creen que se trató de una emboscada. La autopsia determinó que fueron cinco balazos. Según el informe del Instituto Médico Legal, los impactos fueron en la pierna izquierda, en el muslo derecho con fractura de tibia y peroné, uno en el tórax que atraviesa el corazón y otros dos en la parte superior del tórax. Tenía además una herida en la cabeza, pero sería un golpe por la caída luego de los disparos.

En la puerta del bar, donde a primera hora de la mañana trabajaba personal de Criminalística, encontraron al menos dos vainas de 9 milímetros, poca sangre y mucha agua. Es decir, que habrían baldeado después del asesinato. El dueño del local quedó demorado, según informó al retirarse del lugar de los hechos el juez a cargo de la causa, Javier Beltramone, junto con otras cinco personas que también estaban allí. 

Cerca de las 6 de la mañana el cuerpo de Camino, que apenas respiraba, fue dejado en el Hospital Carrasco, en Avellaneda y 9 de Julio, por cuatro personas que lo llevaron en un BMW gris que sería del propio ex barra brava y que habría comprado hace apenas diez días. Allí se le practicaron maniobras de reanimación, pero ya no había caso: Irma Vargas, la jefa de guardia del hospital Carrasco, aseguró que al ingresar a ese centro asistencial el ex jefe de la barra brava de  Newell´s ya estaba muerto.

“Ingresaron cuatro personas en forma violenta, agrediendo al  personal con una persona con múltiples heridas de armas de fuego.  Aparentemente llegó óbito porque se lo reanimó pero no respondió.  No sabemos cuánto tiempo transcurrió entre las heridas y el momento  en que lo atendimos”, dijo Vargas en rueda de prensa.

No pasó mucho tiempo hasta que la puerta del hospital se colmó de familiares y amigos de Pimpi, que supo manejar una especie de ejército informal de decenas de muchachos que, por caso, fueron los que irrumpieron a balazos en enero del año pasado en Newell´s. Una verdadera banda a la que se vincula, además, con múltiples delitos, en general con base en la zona sur.

Había tensión en el lugar, donde fueron atacados dos custodios del hospital y donde la esposa y una hermana de Pimpi –liberado hace unos meses después de pasar meses detenido por aquel ataque a Newell´s– apuntaron a la policía por el asesinato –admitiendo incluso que tenía una protección que habría caído– y minimizaron la posibilidad de que tenga que ver con una interna de barras: “A estos (los actuales jefes de la hinchada de Newell´s) les tiembla la pera cuando le hablan de mi hermano”. En concreto, la acusación contra la fuerza de seguridad estaba dirigida a Drogas Peligrosas.

El abogado de Pimpi, Carlos Varela, dijo que el ex barra le dijo ayer mismo que había autos que lo estaban siguiendo y que confirmó que sospechaba de algunos policías. También, como los familiares, opinó que fue víctima de una emboscada y que el asesinato nada tenía que ver con Newell´s. Sin embargo, el presidente del club, Guillermo Lorente, estaba en tribunales al mediodía prestando declaración informativa.

Para las autoridades, el asesinato es parte de una guerra entre barras delictivas que toman el fútbol como lugar de reclutamiento, pero que son verdaderas pymes de la actividad legal, con la droga como fuente principal de ingresos.

Por eso, fuentes del gobierno provincial expresaron off the record su temor de que esto desate un irrefrenable espiral del violencia: “La mafia hace justicia por sus manos”. En cambio, minimizaban que esto pudiera tener una repercusión de violencia concreta en la cancha de Newell´s, donde este sábado a la noche hay partido.