“Lo principal es dar a respuesta a la necesidad del paciente, pero el vínculo médico – paciente es lo que hace la diferencia. Es la palabra clave a la entrevista, es lo necesario para hacer la conexión”, indicó el especialista en Clínica Médica, Marcelo Mariño.
“Aprovechando que estamos en la era de la tecnología yo digo que lo que hacemos con ese Otro es una conexión bluetooth; en donde los dos centros límbicos que manejan las emociones se conectan; y allí comienza el proceso de la consulta, porque si no es un tecnicismo en donde uno plantea un chequeo y el otro mueve la birome y escribe cosas como pedidos de análisis o estudios de imágenes y el vínculo no se estableció”, señaló en diálogo con Rosario 3.
Para graficarlo, Mariño resaltó que la conexión puede lograrse “si se cuenta con la clave wifi”; la cual requiere de habilidades de parte del médico y tiene que ver con la escucha, con la mirada, con el ámbito para que el otro se sienta contenido y pueda contar lo que le pasa. “La simple pregunta del médico para saber si quiere decirnos algo más de lo que dijo, que suele durar uno o dos minutos, y tal vez en el algo más se esconda la verdadera razón que lo empujó a ir a la consulta médica”, aseveró.
- ¿Por qué su escritorio es amplio pero delgado?
- Está diseñado así para dar oportunidad al contacto físico con el paciente. El doctor Maglio (Francisco), nos ilustraba en estos temas, nos decía: “Hay pacientes que tienen sed de piel y necesitan ser tocados. De ese contacto hablamos. Es necesario escuchar, ver y tocar, lo que se transforma en las herramientas más importantes del clínico. Es lo que Maglio llamaba “escuchatorio”, al cual debemos agregar el resto de nuestros sentidos. En ese acto médico, cada palabra es muy importante para poder interpretar correctamente el mensaje que por diferentes medios nos envía el paciente.
- Humberto Maturana sostiene que somos seres biológicos que nos transformamos en seres humanos en la conversación con el otro.
- Sí, esa es la herramienta clave; más aún, el otro nos muestra qué es lo que nos pasa a nosotros. Alguien dijo: “Eso que me enoja del otro tiene que ver con nosotros, conmigo”.
- Cuando el paciente se está yendo, pone la mano en el picaporte, se da vuelta y le dice: “Ah, doctor, ¿sabe qué…?”. ¿Qué pasa en ese momento?
- Y, en ese momento, otra vez, nos enfrentamos a lo que llamamos, la consulta oculta. Si hace eso es porque con seguridad antes no le brindamos el marco referencial para que pudiera expresarse o él no pudo expresarlo. Pero si le dimos el marco referencial seguramente esto no va a pasar.
- ¿Todo ocurre en una consulta?
- No. En una consulta nos vamos reconociendo. Este vínculo como una historia se va armando en etapas, en las sucesivas consultas.
- ¿Estas herramientas se enseñan en algún lado?
- Una vez me planteé en el foro docente universitario la pregunta de si se puede enseñar hacer consultorio. La Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario tiene un consultorio escenario que funciona con cámara Gesell, donde paciente y médico desarrollan la entrevista previamente consentida. El vidrio permite ver el desarrollo de la misma desde el auditorio donde están los estudiantes y los docentes. Este método permite ver una consulta como si se estuviera viendo una representación teatral o una película. Es un buen momento de intervención para educar en todos estos aspectos que estuvimos describiendo. De todos modos, yo pienso que nuestra práctica es más arte que enseñanza; cada uno va perfeccionando su arte del consultorio usando esas herramientas, entre otras,
- Sabemos que existen simuladores, tanto muñecos como actores que toman el papel del paciente; ¿qué reflexión le merece este método?
- La tecnología nos ha permitido hacerlo y hoy los tenemos en el Colegio de Médicos, en la misma universidad hay centros de simulación para que se incorporen las herramientas tan necesarias de la revisación de los pacientes y las de hacer la epicrisis. Algo curioso, hace unos quince años atrás hicimos una encuesta en la sala de internación y les preguntábamos a pacientes y familiares qué prefería, si atención única o atención múltiple y para nuestra sorpresa; el 80% respondió atención múltiple.
- También el adelanto de la tecnología médica a través de las imágenes ha dado un paso importante a la hora de diagnosticar; ¿esto significó una amenaza para la labor del clínico médico?
- Desde hace poco estamos acuñando la expresión “prevención cuaternaria”. Para que podamos entender, la prevención primaria es la vacuna; la enfermedad no está establecida y nos adelantamos a ella para que no se presente. Secundaria es la prevención en la cual la persona ya tuvo la enfermedad para lo cual la prevención secundaria va a tratar de que el paciente no tenga un segundo infarto. La prevención terciaria es la rehabilitación. La persona tuvo un ACV y la medicina ayuda a que esa persona se reinserte en su familia, en su trabajo en el grupo de amigos.
La prevención cuaternaria tiene que ver con las tecnologías; las imágenes nos muestran hoy más de lo que nosotros tenemos que ver; fuimos en busca del cálculo en la vesícula y la imagen además nos muestra un quiste. Y nos mete en un problema; ¿qué hacemos? Lo ponemos en un plan de seguimiento para ver su evolución, su tamaño. Ese paciente necesita de su médico clínico para que ayude a gestionar la enfermedad y hacer los seguimientos que nos permitan evitar enfermedades e incluso recomendar al paciente su consulta con el especialista que corresponde.