Si bien no es sencillo determinar cuáles son –ya que existen diferentes factores para establecerlo–, un equipo de de investigadores de la Universidad de Bristol publicó el ranking de sustancias más adictivas y los efectos que provocan en el cerebro.

El equipo liderado por David Nutt, profesor de psicofarmacología de la institución, reveló inicialmente los resultados a la revista The Lancet.

En el reporte se establece que la heroína es la sustancia más adictiva. A la hora de señalar los efectos en el cerebro, los especialistas explicaron que se trata de “un opiáceo que tiene la capacidad de elevar los niveles de dopamina (la hormona del placer) hasta en un 200 por ciento”. 

El alto nivel de mortalidad reside en que es muy fácil provocarse una sobredosis ya que basta con que se superen cinco veces la dosis para notar sus efectos. 

En segundo lugar está la cocaína, que interfiere en la forma en que se transmiten los mensajes entre neuronas de manera que evita que se desactive la señal de dopamina, elevándola hasta en tres veces por encima de lo normal, por lo que hace que el sistema de recompensa del cerebro no funcione de forma correcta. 

Ciertos estudios determinan que el 21 por ciento de las personas que la prueban acaban generando una dependencia a ella. 


La tercera es la nicotina, la sustancia más adictiva que puede encontrarse en el tabaco. Esta  pasa de los pulmones al cerebro y tiene la capacidad de elevar los niveles de dopamina entre un 25 y un 40 por ciento.  La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el tabaco acabará en 2030 con la vida de ocho millones de personas en el mundo. 

Los barbitúricos (fármacos derivados del ácido barbitúrico) se establecen en cuarta posición. Usados en medicina como tratamiento contra la ansiedad y como ayuda a conciliar el sueño, puede anular ciertas regiones cerebrales. Una sobredosis puede ser mortal ya que acaba por cortar la respiración de la persona. 

En quinto lugar está el alcohol, con una capacidad de elevar los niveles de dopamina de entre un 40 y un 360 por ciento. La OMS establece que alrededor del 22 por ciento de los consumidores habituales de alcohol acaban desarrollando alguna dependencia de él.

A la hora de considerar a una sustancia como la más adictiva se tienen en cuenta factores como el daño que provocan, el precio, su accesibilidad, los efectos en el cerebro y la facilidad con la que una persona se “engancha” y hasta su abstinencia.