Poco protocolo, mucho contacto con la gente. Esa característica tuvo la primera acividad de la visita de la presidenta Cristina Kirchner en Rosario, la inauguración del Instituto de Biología Molecular de Rosario (IBR) en La Siberia. La jefa del Estado llegó, entró al flamante edificio, se entrevistó con las autoridades y científicos del centro de investigación, descubrió una plaqueta que recordará para siempre este día y fue a mezclarse con el público. Luego partió al parque de España para entregar créditos a empresarios.
Cristina, seguida de cerca por el candidato a diputado Omar Perotti y por el presidente del bloque oficialista de la Cámara baja, Agustín Rossi, saludó a profesionales, estudiantes, docentes, no docentes y demás personas que se llegaron hasta la zona de Ocampo y Esmeralda para verla y se emocionó hasta las lágrimas cuando un grupo de trabajadores de la construcción la llamó para sacarse una foto con ella y recordó a Néstor.
Luego se sacó las fotos con los investigadores del (IBR), con cuyo jefe, Diego de Mendoza, charló un rato al llegar, también con la presencia de Lino Barañao, ministro de Ciencia y Técnica. Los otros ministros que viajaron con ella, entre ellos el de Economía Amado Boudou, quedaron en un segundo plano, al igual que el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
Cristina se mostró más dispuesta a estar con el público que con los funcionarios, entre ellos Hermes Binner. Y evitó responder preguntas de los movileros que buscaron su palabra.
El gobernador la recibió a las 12 en el aeropuerto, luego de protagonizar un nuevo cruce con el gobierno nacional tras asegurar que camiones de Gendarmería "descargaban electrodomésticos anticipando la llegada de Cristina”.
Desde temprano se montó un importante operativo de seguridad en la zona de La Siberia, donde se emplaza el instituto de punta. El predio quedó completamente vallado y con custodia para policial para recibir a la mandataria.
La visita es a poco más de un mes de que se realicen las elecciones generales en donde busca su reelección, algo que parece garantizado después del apoyo logrado en las primarias de agosto.
El predio que inauguró Cristina concentrará a todos los institutos de investigación dependientes del Conicet, más empresas del ámbito privado. La construcción cuenta con 4.500 metros cuadrados de laboratorios distribuidos en cuatro pisos, posibilitando que los 25 grupos de trabajo con más de 260 investigadores que hoy se desempeñan continúen desarrollando sus investigaciones en el mejoramiento de plantas y resistencia al estrés y dentro del área de salud humana en enfermedades infecciosas y enfermedades neurodegenerativas.
Se trata de la columna vertebral del Centro Científico Tecnológico Rosario (CCT), un polo de producción de vanguardia según calificó el ministro nacional del área, Lino Barañao. El titular de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, que visitó la ciudad el jueves pasado, elogió a Rosario por “los recursos humanos, la trayectoria en investigación y el compromiso del sector privado”.
El nuevo edificio, con más y mejor espacio, brindará una infraestructura acorde a las demandas para investigación, representando una importante inversión de casi 20 millones de pesos para la investigación en Argentina.