Tammie Umbel tiene 45 años y 14 hijos. A cada uno de ellos educó en su casa de Virginia (Estados Unidos) y en el mientras tanto logró montar un negocio de productos cosméticos valuado en más de un millón de dólares. Otro dato: nunca pidió un préstamos. ¿Cómo lo hizo?
Según publicó BBC Mundo, ninguno de los 14 hijos de Tammie fue a la escuela; ella se encargó personalmente de educarlos en su casa –vive en una granja sin televisión con su esposo médico– y motivarlos para que realizaran estudios superiores. Cuatro de ellos ya se encuentran en la universidad, tienen entre 4 y 26 años.
Y entre clase y clase, desarrolló una empresa de cosméticos naturales valorada en 1,7 millones de dólares sin pedir prestado un peso a ningún banco ni entidad financiera.
“Yo quería hacer crecer mi empresa al estilo viejo. Vender, hacer dinero y reinvertirlo. Nunca quise trabajar con capital prestado porque soy musulmana y confío en que haciendo las cosas bien, uno será recompensado”, explicó Tammie.
La primera empresa que fundó fue una compañía textil que no anduvo muy bien. Decidió cerrarla y de inmediato se puso a pensar en un nuevo proyecto. Así nació Shea Terra Organics, una empresa de productos naturales para el cuerpo que utiliza insumos provenientes de grupos tribales y pequeñas comunidades de productores en países como Madagascar, Egipto, Marruecos, Namibia o Tanzania. Fue de las primeras en introducir el aceite de argán o la manteca de karité; hoy muy difundidos en Occidente pero hasta hace poco, desconocidos.
La compañía, con sede en Virginia actualmente vende sus productos online y los distribuye a través de Vitamin Shoppe, una cadena con 700 tiendas en el país.
Además de llevar adelante el negocio y la educación de sus niños, Umbel viaja constantemente a otros países para tener un contacto directo con las productoras que la abastecen de los ingredientes básicos para sus productos y porque además, como dice ella, le encanta conocer otras culturas.
Gran parte de su éxito se lo atribuye a la persistencia y también a su relación con el Islam, porque la ha inspirado a desarrollar "un negocio que se basa en la honestidad a la hora de vender los productos y en la generosidad con las personas que participan en todo el proceso de producción".