La Cámara del Crimen de Buenos Aires confirmó el procesamiento del policía bonaerense Luis Chocobar por la muerte de Juan Pablo Kukoc. La causa ahora se caratula como homicidio agravado por la utilización de un arma de fuego en exceso en el cumplimiento de un deber. El episodio ocurrió el 8 de diciembre cuando Chocobar persiguió y mató a Kukic quien previamente había asaltado y herido a un turista norteameticano. Luego, el policía fue recibido por el presidente Mauricio Macri en Casa Rosada en clara señal de respaldo a su accionar, lo que disparó críticas sobre la postura oficial ante un posible caso de gatillo fácil.
Según el Centro de Información Judicial (CIJ), el fallo fue dictado por la Sala VI de la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional, integrada por los jueces Mariano González Palazzo, Julio Marcelo Lucini y Rodolfo Pociello Argerich.
"Debemos ser absolutamente prudentes y claros: un policía tiene un deber de actuar y hacer cesar los efectos del delito, evitando que se ponga en riesgo su vida o la de terceros, pero no puede apartarse de los límites que la ley fija”, sostuvieron los jueces en su fallo en el que sostienen que “los disparos realizados cuando ya había cesado la agresión concreta y sin un arma visible que los justificara, configuran un exceso”.
El hecho
El 8 de diciembre pasado, Chocobar intervino en un violento asalto en la esquina de Garibaldi y Olavarría. Eran las 8.15 cuando Kukoc y su cómplice de 17 años asaltaron y apuñalaron a Frank Joseph Wolek, un turista estadounidense.
De acuerdo a lo publicado por La Nación, la escena fue advertida por tres vecinos que comenzaron a perseguir a ambos asaltantes. A esa persecución se sumó Chocobar, quien salía de su casa para ir a tomar el colectivo 24. Chocobar vive en La Boca, pero trabaja en la policía local de Avellaneda.
Según las declaraciones de los testigos y del policía, Chocobar dio la voz de alto en dos oportunidades y realizó tres disparos intimidatorios al aire para que Kukoc se detuviera. Este segundo episodio ocurrió en la esquina de Olavarría e Irala. Para entonces, el supuesto cómplice había logrado escapar.
En ese momento, según los tres vecinos que perseguían a Kukoc, lograron arrebatarle al sospechoso una de las cámaras de fotos que había robado minutos antes y, ante el temor de ser atacados por el asaltante, dejaron la persecución y regresaron a la esquina de Garibaldi y Olavarría para asistir a Wolek.
Entonces, Chocobar siguió solo la persecución de Kukoc, quien en esa parte del trayecto se había quitado la campera de Boca que llevaba y que usó para envolver la mano en la que, supuestamente, llevaba el cuchillo con el que amenazaba a los vecinos y al policía que intentaron capturarlo, según consta en la descripción del hecho que figura en la resolución dictada por el juez de menores Enrique Velázquez.
Antes de llegar a Irala y Suárez, Chocobar volvió a dar la voz de alto y disparó dos balazos que hirieron al sospechoso en la parte posterior del muslo izquierdo y seis centímetros por encima de la cresta ilíaca. En su indagatoria, Chocobar dijo que disparó porque, en un momento de la persecución, el sospechoso se dio vuelta, se puso de frente y amenazó con atacarlo. También expresó que apuntó para que los disparos dieran de la cintura para abajo, con el objetivo de evitar provocar lesiones en partes vitales del imputado.
La autopsia determinó que los dos balazos fueron disparados por la espalda. Al procesar a Chocobar por homicidio cometido con exceso en la legítima defensa, el magistrado sostuvo que el policía sabía que al disparar podría provocar la muerte del sospechoso y afirmó que su conducta no fue profesional debido a que disparó con una mano.
Kukoc falleció cuatro días después en el hospital Argerich. En su poder, los efectivos de la Policía de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires encontraron un cuchillo de una hoja de 15 de centímetros de largo, similar al que habría usado para atacar a Wolek.
Cambio de doctrina
Chocobar obtuvo un amplio respaldo de parte del gobierno nacional, e incluso la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, habló de un "un cambio de doctrina" y de “ratificar una mirada que tiene nuestro Gobierno de que las fuerzas de seguridad no son las principales culpables a partir de un enfrentamiento”.
En Santa Fe, la semana pasada el gobernador Miguel Lifschitz aprovechó un acto oficial por el cambio de la cúpula policial para esmarcarse del gobierno naciona. Dijo que los uniformados santafesinos “respetan los derechos humanos de todos los ciudadanos” y que los casos de violencia institucional son “excepcionales”.