En algunas localidades de los Estados Unidos está vigente la pena de muerte. Para poder llevar adelante la ejecución la ley establece que haya testigos presentes sin conexión con el crimen que certifiquen el proceso.
Una pareja de deshollinadores de chimeneas de Virgina se ofrece como voluntaria desde hace años. La mujer Teresa Clark ya vio morir a tres desconocidos y en diálogo con la BBC contó que su marido, Larry, había ido sólo la primera vez. “Yo lo acompañé en esa oportunidad hasta el lugar y le hice muchas preguntas. Tras la ejecución el me aseguró: “Tienes que ver esto”.
A partir de ese momento ambos son voluntarios para ver morir a los condenados. “La primera vez mi marido me agarró la mano, pero luego lo empecé a vivir con más normalidad”. En 1998 el matrimonio presenció la ejecución de Douglas Buchanan Jr condenado por matar a su padre, a su madrastra y a dos hermanastros.
La mujer relató como fue su primera experiencia como testigos: “La noche de la ejecución un bus de la cárcel pasó a buscarnos y junto con otros testigos nos llevaron a la penitenciaría de Greensville. Allí pasamos un tiempo en la cafetería con periodistas y luego nos levaron a una habitación pequeña, que estaba bien iluminada y tenía un gran ventana”, explicó.
“Cuando corrieron la cortina observamos una camilla y luego entró Buchanan. Cuando le preguntaron si quería decir sus últimas palabras el condenado respondió: Empecemos el viaje. Estoy listo para irme”, contó Teresa y agregó: “Durante las ejecuciones los prisioneros miran a la derecha, hacia la galería de los testigos y la habitación se mantiene en silencio. Es bastante extraño ver a alguien mirarte mientras se prepara para morir".
Una vez realizado el procedimiento, un médico dictamina la muerte del reo, cierran la cortina y se agradece la presencia a los testigos.
Teresa dice que haber visto tres muertes la marcaron: "Lo he vuelto a rememorar muchas veces en mi mente. No sé por qué. La noche posterior a la primera ejecución estaba sentada en mi coche en un semáforo y miré por el retrovisor y juro que vi al hombre que acababa de ver morir. La imagen como que se te queda dentro. De todos modos si me llaman ahora diciendo que necesitan a alguien yo iría nuevamente”, concluyó.