El estado de Washington podría ser el primero de Estados Unidos en legalizar que los restos humanos se utilicen como "compost" en los jardines. Los legisladores aprobaron el proyecto y así, los residentes podrían decidir eliminar sus restos utilizando un proceso de "reducción orgánica natural".
La iniciativa señala que los restos humanos son seguros para su uso en jardines residenciales. Los defensores de la iniciativa justifican que hay cada vez más demanda de alternativas de funerales sustentables. Esto reemplazaría a los entierros o cremaciones tradicionales.
La autora es Katrina Spade, fundadora de la empresa de funerales ecológicos Recompose. Su idea es usar astillas de madera, alfalfa y paja para convertir los cuerpos en una especie de residuo orgánico. Según lo informado por la agencia de noticias AP, la visionaria piensa que el proyecto "nos acerca un paso más a un futuro en el que cada muerte humana ayuda a crear un suelo sano y a sanar el planeta".
La compañía tomó fuerza en 2014, cuando Spade se asoció con Lynne Carpenter-Boggs, profesora de agricultura orgánica y sostenible de la Universidad del estado de Washington. Juntas comenzaron a estudiar la viabilidad orgánica de los restos humanos.
Según Carpenter-Boggs, en los restos humanos hay muchas proteínas y humedad, como ocurre con el cuerpo de cualquier animal. "Para facilitar su rápida descomposición, se depositan en un recipiente con oxígeno y materiales vegetales, como alfalfa, paja y astillas de madera. Esa combinación estimula la actividad microbiana, que elimina las bacterias y virus del cuerpo. El proceso suele llevar unos 30 días. De acuerdo con Spade, lo que hacen es acelerar el proceso natural que ocurre en los bosques "a medida que el material orgánico muerto se descompone creando la capa superior del suelo", señaló a la agencia de noticias estadounidense AP.
El proceso se ha sometido a varios ensayos en los que seis sujetos de prueba se redujeron orgánicamente. Los resultados fueron positivos y "el suelo olía a tierra y nada más".
Los estudios a cargo de la compañía, señalan que "la energía que se requiere es ocho veces menor que la de una cremación. Por persona que lo elija, se ahorra un equivalente a 1000 kilos de dióxido de carbono".
Katrina le aseguró al diario Telegraph que, "las realidades ambientales nos están presionando para desarrollar alternativas al embalzamiento químico, la cremación generadora de carbono y los requisitos masivos de uso de la tierra de los cementerios tradicionales".
Se le ocurrió la idea mientras estudiaba en la universidad, cuando una amiga le habló sobre la vieja costumbre de los agricultores de usar los cadáveres del ganado para hacer composta. Spade entendió que esa opción también podría servir para los restos humanos.
"Fue una epifanía realmente maravillosa darme cuenta de que no habíamos explorado aún todas las formas que hay de disponer de nuestros cuerpos, de nuestro ser físico, después de la muerte, y que esta podía ser una alternativa verdaderamente útil y práctica, además de una posibilidad que para mucha gente tiene sentido desde el punto de vista emocional", dijo Spade. "La cremación detiene ese ciclo de la vida a la muerte y de la muerte a la vida, arruinando el potencial que tienen nuestros cuerpos, que pueden ser devueltos a la tierra".