Pasajeros que este domingo partieron en colectivo desde la localidad de Cañada Rosquín rumbo a Rosario padecieron un viaje lleno de obstáculos: el coche que los trasladaba se quedó sin frenos y el chofer tuvo que hacer malabares para evitar perder el control. Cuando todos estuvieron a salvo, llegó un refuerzo pero el micro también se rompió. Con todo, el riesgoso viaje de 120 kilómetros terminó durando casi cinco horas.
Federico, pasajero del colectivo de la empresa Güemes, contó en el programa Pegando la vuelta (Radio 2) que partieron de Cañada Rosquín a las 15.20 del domingo rumbo a Rosario. El coche se quedó sin frenos mientras circulaba por la zona de Clason. Entonces el chofer se comunicó con la firma para pedir que envíen otro colectivo pero el refuerzo que llegó también se rompió, según el relato del damnificado.
Media hora mas tarde lograron hacer arrancar el micro y pudieron emprender el viaje hacia Rosario. El colectivo pudo llegar pasadas las 20 a la ciudad.
Federico aseguró que no notó mejoras en el servicio de transporte luego del accidente de Monticas. Es que después de la tragedia en ruta 33 el gobierno provincial y la CNRT se comprometieron a reforzar los controles sobre las unidades que salen a la ruta.
Sin embargo, para el pasajero se mantienen las mismas condiciones de coches en mal estado, sucios e impuntuales. “Si te subís sabés que se puede romper en el camino”, describió.
El usuario añadió que la empresa Güemes es la única opción para realziar ese tramo.