¿Qué pasó con Paula? Ningún dato fue aportado sobre el destino de la joven desaparecida el 18 de septiembre de 2011 de parte de su amante. Gabriel Strumia tomó la palabra este miércoles, en la primera de las tres jornadas en la que están previstas que las partes expongan sus alegatos de clausura ante el tribunal en el marco del juicio oral y público por la muerte de la joven Perassi que tiene lugar en el Centro de Justicia Penal, para defenderse y distanciarse de los hechos expuestos. El hombre acusado de someter a Paula Perassi a un aborto fatal y liquidar su cuerpo con posterioridad, se mostró indiferente sobre lo que pudo haberle sucedido, relativizó la intensidad de su vínculo amoroso y lo redujo a encuentros pautados y cuidadosos y sobre todo, se mostró como un hombre de familia y de trabajo. En cambio, sí señaló como novedad que Paula habría sufrido violencia de género de parte de su entonces pareja, unos días antes de ser vista con vida por última vez, e incluso aseguró que no sabía que la mujer estaba embarazada.
Strumia se sentó ante los jueces Griselda Strólogo, Álvaro Campos y Mariel Minetti y los miró de frente. Sus 47 años parecían algunos más encerrados en una postura abatida y ensimismada. Empezó hablando de la muerte temprana de su padre fruto de un paro cardíaco mientras defendía a su hermana y madre de un enjambre de abejas. Tuvo que hacerse cargo de ambas y del taller paterno con sólo 14 años, –una situación que parece haberse repetido con su hijo Nicolás cuando él cayó preso, de acuerdo a la declaración de Roxana Michl– y dos años después conoció a Roxana, su esposa. Se largó a llorar cuando mencionó la muerte de su madre de cáncer y de cómo tuvo que contener a su hermana con un embarazo adolescente. Se detuvo en contarle a los jueces cómo prosperó la relación con su novia y que juntos armaron con mucho esfuerzo un hogar que terminó de formarse con el nacimiento de su tercer hijo.
Guiado por las preguntas de su defensor, el abogado Fernando Sirio, Strumia se situó en 2011. Tras detallar sus jornadas laborales intensas y ocupaciones parentales, nombró a Paula por primera vez. Confió que ella le mandó mensajes a su celular por una propaganda del taller en la camiseta de fútbol de sus hijos. En este punto, repitió para dejar en claro, que fue la joven que insistió y lo llamó sin cansancio hasta que él accedió a que se vieran personalmente. “A fines de mayo, principio de junio, me manda un mensaje citándome en 9 de julio y San Lorenzo, me dijo que si quería salir con ella y le dije que sí”, manifestó sobre el comienzo de una relación paralela que, de acuerdo a lo que declaró, consistía en verse en un motel de Betrán los martes y jueves después de las 18.
Strumia llevaba a uno de sus hijos a rugby esos dos días de la semana. En vez de quedarse en el lugar de práctica, viajaba a la localidad vecina para mantener encuentros sexuales con la joven. “Ella se iba a la punta de línea de San Lorenzo, me esperaba en la agencia de autos Moina y yo la levantaba. Íbamos a un motel a Beltrán y a las 9 yo me tenía que ir porque a las 9.30 salía Nicolás”, amplió y advirtió: “Siempre me manejé para que Roxana no sospeche y nunca sospechó hasta que pasó esto”.
El marido
El amante de Paula se refirió también a Rodolfo Ortiz de Eleguea, por entonces pareja de Perassi y papá de sus dos hijos. “Mientras que estuvimos saliendo nunca me dijo nada, hablábamos de que estábamos haciendo, que era una locura porque ella tenía pareja y yo tenía pareja, que no estaba bien. Éramos conscientes de que estábamos haciendo las cosas mal”, manifestó. A continuación, dijo que en julio la mujer le confió que mantenía “muchas discusiones con su pareja, que estaba cansada y que no aguantaba más”.
De acuerdo a su exposición ante los jueces, Strumia le aconsejó a su amante cortar la relación por un tiempo. Ella habría estado de acuerdo pero “siguió el contacto telefónico”, y según repitió en varios tramos, Paula era quien lo requería constantemente y él le respondía. Después de unos días sin verse, volvieron a encontrarse íntimamente. “Con el marido estaba todo mal, yo le decía que pensara en sus hijos, que era una locura lo que estaba haciendo”, deslizó.
“El domingo antes de que desaparezca, me llamó un par de veces en el día. En el teléfono marcaba los llamados y después me llama a la noche, hablamos y me comenta que había discutido con su esposo, que la había arrastrado de un brazo por el piso, que la había querido tirar por la escalera y que Lucas, el hijo, empezó a llorar y a patalear entonces la soltó. Me dijo que se había sentido descompuesta y se fue a ver a la guardia del Instituto Regional de San Lorenzo. Yo le dije que lo denuncie, que no podía cerrar la boca y ella me dijo «vos ocúpate de tus cosas, yo me ocupo de lo mío y me cortó»”.
Lo mismo le habría contado el jueves antes de desaparecer. Según Strumia, ese día a las 18, estaba en su camioneta en calle Belgrano y Paula pasó por ahí con sus hijitos. Llevaba un pañuelo en la garganta y volvió sobre lo ocurrido con el marido: “Me contó que la tomó del cuello para tirarla de la escalera, yo le dije que vaya a hablar con su familia, que no la iban a cuestionar y ella me dijo «¿para qué? Marianela (hermana menor de Paula) es la hija especial y yo soy la puta de la familia»”. Su amante agregó que le explicó que él no podía ir y “patearle el ojete” porque iba a perjudicarla y que insistió en que buscara ayuda en sus padres por lo que Paula se enojó y se fue.
Horas previas al final
El imputado brindó su versión sobre los últimos acontecimientos previos al 18 de septiembre de 2011. Mencionó que el sábado 17 ella lo llamó porque lo quería ver cerca del mediodía. Él le habría explicado que era imposible porque debía ir a probar a Rosario un auto que le iba a comprar a su esposa. “Sos un hijo de mil puta, me usaste y ahora no me das pelota, le das pelota a la gorda de tu mujer”. Eso es lo que le refirió, según Strumia, una Paula enojada por el desencuentro. “Yo le dije que ella siempre había estado a mi lado, cuando perdí a mi madre y le dije soy una porquería porque la estoy cagando y le corté”, agregó en llanto. Siempre según su versión, le mandó un mensaje a las 14 pidiéndole “que me perdone por la palabra”. Durante la tarde estuvo en Rosario probando el coche y de regreso, en su casa, volvió a hablar con Paula cerca de las 19.30.
El día 18 es clave en el caso. El imputado reafirmó lo expuesto por su hijo Nicolás en el juicio: estuvo toda la tarde en su casa trabajando cerca de la pileta familiar. Mencionó el llamado de Perassi a su hijo por la propaganda y también a la pérdida de su celular en su propia casa que movilizó a toda la familia en su búsqueda. Así explicaron los llamados que quedaron registrados en su teléfono desde el fijo de la casa.
El celular estaba arriba de la camioneta y tras limpiarla un poco, volvió al interior del inmueble y se preparó para salir con Roxana y los chicos a cenar a Guanabara, tal como sostuvo Nicolás en su testificación.
Sirio le preguntó si Paula le había mencionado que estaba embarazada y él lo negó. Por último y a modo de refuerzo el eje de la defensa planteada, volvió a hablar de Ortiz y su supuesta violencia contra su entonces pareja. “Me dijo que le tenía miedo”, apuntó. Aclaró que no había comentado ese dato antes por recomendación de sus abogados (a que no le crean) y que lo desestimó hasta este momento.
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