La Justicia rosarina autorizó a un joven de 28 años a cambiarse su primer nombre porque le recordaba malos tratos sufridos durante su infancia. Preservó su segundo nombre y sua pellido. No hay antecedentes similares recientes.
Consultada por Rosario3.com, la jueza en lo civil y comercial Marisa Malvestiti, que aprobó el pedido del joven, explicó que tal solicitud estuvo basada en graves hechos padecidos en la niñez y porque siempre sintió un fuerte rechazo hacia su prenombre y todo lo que implicara su utilización o rúbrica.
El muchacho –cuyo antiguo y viejo nombre se mantiene en reserva– acudió a la Justicia en septiembre de 2014 y recién este mayo logró el cambio, ya con el nuevo Código Civil y Comercial vigente.
Malvestiti aclaró que ello “no significa una puerta abierta para que livianamente se peticione el cambio de nombre por una cuestión meramente antojadiza”.
“Muy por el contrario, de la atenta lectura de la demanda y de la entrevista personal llevada a cabo, puedo advertir que el joven ha tratado de construir su personalidad, su identidad, su vida social y familiar con el nombre peticionado y que el hecho de que no sea éste el que figura en su DNI y demás documentación que hacen a su persona, le ha causado situaciones disvaliosas, impidiéndole desarrollar y disfrutar plenamente su vida”, observó la jueza.