El presidente de la compañía aérea TAM, Marco Antonio Bologna, confirmó hoy que no hay señales de supervivientes en el accidente aéreo sufrido el martes en Sao Paulo por un avión de su empresa con 186 personas a bordo.
"Desafortunadamente, no hay señales de supervivientes", declaró Bologna en una rueda de prensa en la que aclaró que el número de asientos disponibles en el avión, incluidos los de la tripulación, era 185, pero el número total de ocupantes era 186 ya que entre los pasajeros había un bebé.
Bologna reconoció que el aparato, un Airbus A320, iba al máximo de su capacidad pero, según sus declaraciones, no incumplía normativa alguna.
Aseguró además que los informes de los pilotos no habían registrado fallas en el aparato y que los pasajeros estaban debidamente cubiertos por la póliza de seguro.
El presidente de la compañía agregó que ahora habrá que esperar los resultados de las investigaciones para conocer las causas del accidente y que "sería prematuro" hacer cualquier conclusión sobre si el estado de pista, que fue reformada recientemente, contribuyó a la tragedia.
El aparato había sido revisado por última vez el pasado 3 de junio, según los responsables de la empresa, que ha puesto a disposición de las familias de las víctimas equipos de asistencia médica y sicológica.
Los equipos de rescate de San Pablo seguían trabajando este miércoles al mediodía en el escenario del peor accidente de la historia de la aviación brasileña, el aeropuerto de Congonhas, en el que se teme que hayan muerto hasta 250 personas, la gran mayoría carbonizadas.
Los bomberos rescataron ya 157 cadáveres, lo que eleva a 160 la cifra confirmada de muertos. Tres personas heridas de gravedad en el accidente, todas ellas trabajadoras en un edificio con el que chocó el avión de la compañía TAM, fallecieron en los centros médicos a los que fueron trasladados.
El número de víctimas confirmado, por lo tanto, se eleva a 160, pero se teme que la cifra definitiva puede llegar a cerca de 200, ya que, además de los 186 ocupantes del avión y las tres personas que murieron en tierra, otras seis personas que estaban en el edificio fueron declaradas desaparecidas.
Los bomberos ya han descartado la posibilidad de encontrar sobrevivientes tanto en los restos del avión calcinado como en la edificio contra el que colisionó. El número de cadáveres ya retirados confirma que se trata de la mayor tragedia aérea en la historia de Brasil.
Hasta ahora, la peor tragedia había sido la del avión de la compañía Gol, la mayor del país después de TAM, que el 29 de septiembre del año pasado cayó en una región selvática de la Amazonía, con 154 personas a bordo, tras haber rozado en pleno vuelo a una aeronave ejecutiva.
Del total de víctimas, el Instituto Médico Legal apenas ha logrado identificar a nueve debido a que la mayoría de los cuerpos quedó totalmente calcinado. Los médicos forenses, por lo mismo, han recomendado que los familiares ayuden a identificar a las víctimas, con información sobre tatuajes, características físicas o expedientes dentales.
Los peritos, sin embargo, consideran que muchos de ellos solo podrán ser identificados mediante exámenes de comparación genética.
El avión siniestrado, un Airbus A320 que había despegado de la ciudad de Porto Alegre, se estrelló cuando intentaba aterrizar hacia las 18.50 hora local (21.50 GMT) del martes en Congonhas, la terminal para los vuelos nacionales que llegan o salen de Sao Paulo y la de mayor movimiento en el país.
La aeronave llegó a tocar la pista recién reformada del aeropuerto; atravesó una de las avenidas más transitadas de la ciudad y terminó estrellándose contra la edificación de TAM Express, la filial para el transporte de cargas y encomiendas de TAM.