En el fútbol de Holanda se vivió un momento insólito cuando un gol fue convertido nada menos que por el árbitro de un partido.
Ocurrió en la cuarta división en un choque entre el Harkemase Boys y el HSV Hoek. Ganaba el primero de ellos 3 a 1 y se jugaba el segundo tiempo. Hasta allí, todo normal. Pero llegó un ataque del equipo visitante que dejó a todos atónitos. Es que la pelota pegó en el palo, rebotó y terminó en los pies del réferi, que en un acto reflejo la envió hacia el arco.
Los jugadores locales no lo podían creer, más aún porque el tanto fue convalidado. Es que por más error involuntario o estar ubicado en una mala posición frente a la jugada, al referí lo ampara el reglamento de la FIFA, que establece que si el árbitro toca la pelota seguirá el juego. De esta forma cualquier rumbo que tome posteriormente es válido, incluso si es gol.
Sin embargo, a partir del 1 de junio, con la entrada en vigor de nuevas normativas del fútbol, si el balón golpea a un miembro del equipo arbitral durante un ataque prometedor, o si tras golpear al árbitro cae en manos del equipo que no tenía la posesión de la bola o entra directamente en la portería, el juego se reanudará a través de la acción llamada "pique".
Por unos días nomás esta curiosa acción se salvó de resolverse con un pique, y por eso resultó ser un escándalo futbolístico, tomado con humor por los locales que a pesar del gol del árbitro en su contra pudieron ganar el partido.