La madrugada del primer lunes de la vuelta a clases se vio sacudida por la pirotecnia, la espuma, los papelitos picados y los gritos. La escenografía clásica del festejo de los alumnos de 5º año, quienes celebran “el último primer día” en el ámbito de la escuela secundaria.
El escenario elegido fue el bulevar Oroño como cada año. La zona nuclea a varios establecimientos educativos y por eso los chicos y chicas se convocan en el cantero central para hacerse notar.
Los jóvenes suelen juntarse en casas, donde realizan la previa durante la noche anterior y un par de horas antes del ingreso al colegio salen a “copar” las calles con su celebración: “Nos juntamos en una casa, vinimos en colectivo hasta Oroño y fuimos caminando hasta el río. Después vinimos para la escuela”, dijo uno de los jóvenes.
Lo particular de este año mediado por el covid, fue que el reinicio de clases no fue el de siempre. Algunos no lo iniciaron de manera presencial y así, después del festejo, volvieron a sus casas. Eso sí, la juntada no se suspendió ni por la pandemia.
“La escuela nos dividió en dos burbujas: un grupo entra y el otro se vuelve para sus casas”, sumó uno de los chicos que protagonizaba el festejo.
Los chicos se mostraron sin barbijo durante su tránsito por la ciudad, aunque para hablar con el móvil de El Tres el interlocutor prefirió cuidarse: “Sí, yo lo uso. Yo me lo pongo”, dijo.