El año 2020 sigue dando noticias asombrosas. La enorme luz en el cielo guió a los Reyes Magos hasta Belén, el lugar del nacimiento de Jesús según la fe cristiana, volverá a verse este año en el cielo según la afirmación de los especialistas. No sucede desde hace 800 años.

Hasta aquí es un fenómeno astronómico misterioso del que no se sabe su origen y solo se tienen referencias a partir de los textos bíblicos. Según los estudiosos, esta potente luz en el cielo podría repetirse gracias al cruce entre Júpiter y Saturno.

El fenómeno se producirá en los próximos días cuando los planetas mencionados se pongan en línea. No se les había podido observar tan cerca de la Tierra desde la edad media que abarca desde los siglos V y XV.

Según señaló Patrick Hartigan, astrónomo de la Universidad Rice, en una entrevista con la revista Forbes: "Las alineaciones entre estos dos planetas son bastante raras, ocurren una vez cada 20 años aproximadamente, pero esta conjunción es excepcionalmente rara debido a lo cerca que parecerán estar los planetas entre sí".



"Tendría que retroceder hasta justo antes del amanecer del 4 de marzo de 1226, para ver una alineación más cercana entre estos objetos visibles en el cielo nocturno", añadió en declaraciones que recoge Clarín.

Los avistamientos se podrán observar toda una semana después de la puesta de Sol el 21 de diciembre, según se informó. ¿Qué se verá? Algo así como si fuera un planeta doble, pero en realidad es solo que los planetas estarán muy cerca uno del otro.

De acuerdo a la revista Muy Interesante, "la conjunción planetaria de Júpiter y Saturno del próximo 21 de diciembre de 2020 mostrará un resplandor en todo el mundo parecido al que según la tradición, guió a los Reyes Magos al lugar de Nacimiento de Jesús". Esto se extenderá aproximadamente 45 minutos después de la puesta del sol.

¿Por qué se lo asocia a la Estrella de Belén?

Porque el mítico astrónomo Johannes Kepler que vivió entre 1571 y 1630, llegó a la conclusión de que aquel fenómeno al que la Biblia hace referencia no fue realmente una estrella, sino una de las múltiples conjunciones entre Júpiter y Saturno sucedidas en el siglo VII. El matemático aseguraba que la cercanía entre ambos planetas (desde el punto de vista terrestre) fue el fenómeno que dio origen al mito.