Villa Gesell no es la misma después del asesinato de Fernando Báez Sosa . “La Villa”, como se la conoce, presenta otra fisonomía absolutamente distinta a veranos anteriores.
Hasta en sus calles se respira otro aire, como de tensión, como de incertidumbre, como si algo hubiera quedado inconcluso y vaya si así es.
Control total
La imagen de la policía, en este caso la guardia GAD (Grupo de Apoyo Departamental), en la mismísima playa o controlando el ingreso de cada una de las personas que llevan bolsos o mochilas o heladeras portátiles genera un paisaje distinto al habitual y al pensado por aquellos que eligieron este destino para pasar sus vacaciones.
El grupo GAD fue creado en 1998. Son policías especializados en allanamientos de baja, media y alta peligrosidad, traslado de delincuentes de riesgo, perímetros de seguridad y control en tomas de rehenes, y todo tipo de tareas complejas, entre las que se incluyen aprehensiones de peligrosos delincuentes, como piratas del asfalto, narcotraficantes, ladrones de bancos, camiones blindados y bandas organizadas,claramente una fuerza preparada casi para una guerra. Ellos mismos son los que se ocupan de los “cacheos” previos a la playa y la coordinación del control en la misma.
Avenida 3
Todo aquel que alguna vez viajó a Villa Gesell, caminó por la principal avenida y aquel que nunca piso este suelo probablemente también la conozca por su gastronomía, por sus espectáculos callejeros, porque después de las 18 se transforma en peatonal y por qué además hace 10 días a sesinaron a Fernando a la salida de Le Brique, un boliche que tardó varios días en clausurarse y que hoy mantiene las luces, la fachada y la expectativa de reabrir sus puertas como si nada hubiese ocurrido.
“La 3”, como se la menciona en esta localidad a la avenida más transitada de la zona, tiene esa tensión mencionada anteriormente, un santuario improvisado con fotos de Fernando y velas, el ruido habitual de la calle más importante de un lugar decididamente turístico. Pero hay algo en el aire que es difícil de digerir y hasta difícil de explicar, que tiene que ver con lo que pasó hace 10 días: un asesinato que indigna a propios y a extraños.
Villa Gesell no olvidará nunca en su historia lo ocurrido un 18 de enero de 2020 a la madrugada, porque partir del asesinato de Fernando cambió su fisonomía, sus costumbres, sus reglas, sus calles, es decir, cambió todo. Quedará tiempo seguramente para esperar que la Justicia sea justa y que la manada de bestias que termino con la vida de Báez Sosa pague sus consecuencias.
Lo que sí llevará mucho tiempo y será muy difícil de recuperar es la fisonomía natural de la ciudad , aquella que la llevó a ser la vedette de la costa atlántica, el lugar ideal para la familia. Algo se rompió, algo ya no está, y es la vida de Fernando.