La desbocada inflación que caracteriza a la economía argentina, alocada y rampante en los últimos años, provoca tantos efectos negativos que es hasta capaz de sacarle el encanto a una de las palabras más lindas del vasto vocabulario del idioma castellano: “Vacaciones”.
Porque no son pocos los argentinos que comienzan a recibir por estos días los mails de distintos prestadores turísticos que responden al pedido de cotización de hoteles, hosterías, cabañas o departamentos en diferentes lugares de esparcimiento del país para la temporada estival 22/23. Y que al leerlos, lejos de empezar a relajarse imaginando el hermoso tiempo de descanso que van a pasar, entran en una etapa de estrés con una pregunta que desespera: “¿Y cómo hago para pagarlo?”.
Con la costa atlántica al tope de las quejas por aumentos desmedidos, la variación de costos en relación al último verano puede ir, según la Cámara de Federaciones de Turismo, de un benévolo (e inusual) 70% a un más real y demoledor 120%, con un “agravante” que nos hará pensar dos veces a la hora de dar el sí y hacer la reserva: esta vez, no habrá devolución del 50% porque el Plan Previaje concluirá el 5 de diciembre y el gobierno avisó que no habrá nueva versión.
Un caso testigo
A Javier, un rosarino de unos 40 años que suele veranear en la costa atlántica junto a su esposa y sus dos hijos varones de 10 y 12 años, la respuesta que le llegó desde el hotel al que fue el verano pasado lo dejó pasmado: por el mismo período de tiempo que pasó allí este año, entre el 2 y el 9 de enero, y por el que había pagado 108 mil pesos de alojamiento, le pasaron para 2023 una cotización de 232.000. Es decir, el precio se incrementó en un 122%.
“Por supuesto que no voy a ir porque me parece un exceso. Ese aumento está muy por encima de la inflación. Y además este año pude contar con la devolución por el Previaje, con lo que pagué casi todos los gastos de comida. Así que buscaré algo más barato, si es que hay”, dijo este hombre, que lamenta no poder regresar a un sitio donde la pasó bien, pero no desea convalidar un aumento que está por fuera de cualquier razonamiento.
Y eso es lo que sugiere Héctor Viñuales, presidente de la Cámara de Federaciones de Turismo de Argentina (Fedecatur): “El ajuste que se consensuó entre la mayoría de los prestadores de la costa bonaerense va del 70% al 90%, que está en línea con la inflación anual. Hablo de prestadores que están dentro de un sector con formalidad y que cumplen normativas lógicas. A quienes se muevan por fuera de esos parámetros y se quieran aprovechar, no hay que comprarles. No estamos obligados a hacerlo: busquemos otro lugar en la costa”.
Para Viñuales, ese rango de aumento consensuado se alcanzó “en función de los aumentos que tendrán los costos. Yo hablé con prestadores turísticos de Mar del Plata, de Mar de las Pampas, de Pinamar, y ellos manejan aumentos entre 70 y 90%, pero yo no descarto que haya alguien que pida mucho más, como siempre pasa con algunos que se aprovechan en un momento de alto nivel de pedidos. Normalmente esos precios se dan cuando ya quedan pocos lugares, pero no ahora, que las contrataciones están empezando”.
“El año pasado, quien compraba quizás no se fijaba tanto en el precio porque tenía la devolución de la mitad y eso hizo que muchas personas contrataran, aún sabiendo que el precio, era alto porque luego tenían la compensación del dinero devuelto, que usaban para otros gastos. Este año no estará ese incentivo”, añadió.
Menos viajes al exterior, ¿precios más altos en casa?
Así como la pandemia encendió el turismo local ante la imposibilidad de viajar al exterior por las restricciones sanitarias, las medidas económicas de resguardo a la fuga de dólares que está preparando el gobierno nacional (con un dólar denominado “Qatar” que llevará el actual dólar “turista” a un valor más cercano al Blue y que también regirá para cualquier destino que no sea dentro de Argentina) quizás haga que muchos piensen dos veces antes de poner la tarjeta de crédito para veranear en playas más calientes que las nuestras.
Eso, por las leyes naturales del mercado, haría que en la demanda interna también jugaran sectores de alto poder adquisitivo y que la oferta “se haga valer” subiendo los precios. De hecho, según Viñuales, ya se están dando las primeras operaciones de reserva en los hoteles mejor calificados y más costosos: “Vemos que ya se están tomando reservas en el sector ABC1, en los hoteles 4 y 5 estrellas. Eso ya lo hemos visto en invierno y en las escapadas de fines de semana: ese fue el sector que se ha cubierto primero”.
Es más: desde algunos prestadores turísticos la cotización llega en dólares. Y para el presidente de Fedecatur, que también es dueño de un hotel en Tucumán, eso está mal: “en Argentina la cotización debe ser en pesos. No se puede cotizar en dólares, salvo que estés en el mercado internacional. Esto también se da en gastronomía u otros sectores del comercio. Y no hay que comprarles. Nuestra institución formó parte de un acuerdo de precios en el plan Previaje, que tiene vigencia hasta el 5 de diciembre, donde cualquiera que contrataba sabía cuál es el precio máximo que iba a pagar en cada provincia. Y procuraremos respetarlo también en esta próxima temporada”.
El sur de Brasil, ¿más barato que la costa?
Los exorbitantes precios de la costa atlántica argentina llevan a muchos rosarinos a pensar si no les conviene, con semejante presupuesto, estirarse hasta alguna playa del sur de Brasil. Y no están tan errados: eso sí, siempre y cuando no se contrate un paquete turístico y el transporte corra por cuenta propia, que hasta Florianópolis demanda un recorrido de casi 20 horas en auto a través de 1650 kilómetros.
“Contando sólo el alojamiento, sin contar transporte, el sur de Brasil está mucho mas barato que acá”, acepta Mónica, empleada en una conocida agencia de turismo. “En un apart hotel en Mar de las Pampas te piden 350 mil pesos la semana, mientras que en Florianópolis, un departamento de un dormitorio (sin servicio de cama ni de playa) te puede salir 250 mil pesos por esa misma cantidad de tiempo. Eso es más barato: y al final, si el transporte es en auto, el precio final te queda igual o mejor que en la costa”.
“Ahora, si hablamos de un paquete turístico al sur de Brasil, con avión incluido, 8 o 9 noches de hotel con media pensión, el costo se va muy arriba: ahora ronda unos 300 mil pesos por persona. Y encima aún no sabemos qué disposición nueva va a sacar el gobierno y qué va a pasar con el tipo de cambio”, subrayó Mónica.
Los sobreprecios, un tema que preocupa
Desde este sábado se desarrolla en Buenos Aires una nueva edición de la Feria Internacional de Turismo en instalaciones de la Sociedad Rural. Y Héctor Viñuales prometió llevar a las asambleas y reuniones con el Ministro de Turismo nacional, Matías Lammens, el tema de los excesos de precios en la hotelería de la costa.
“Esos números me preocupan, lo mismo que el precio de las carpas en la costa, que también trascendieron hace algunas semanas. Si los números han sido justos en el verano pasado, o quizás un poco más altos por el Previaje, no pueden subir sobre la inflación porque están sacando una ventaja que no corresponde. A nosotros nos hace mal que algunas áreas estén usufructuando una necesidad puntual”, tiró el dirigente tucumano.
“Argentina tiene un nivel de inflación muy importante, con costos crecientes, y a la gente no le alcanza el dinero. A nosotros como hoteleros nos cuesta mucho pagar los sueldos; y al empleado no le alcanza el dinero que uno le paga. Pero más allá de esas condiciones, no encuentro ninguna explicación para que a alguien le pasen un aumento de 120 por ciento”, remarcó.
Y concluyó: “Se tienen que cuidar los precios, tenemos que ser competitivos, y a la gente que tiene estas conductas no las avalamos porque van en contra del sector. Creemos que viajar y tener vacaciones no es una necesidad si no un derecho, y el costo tiene que estar al alcance de la gente”.