Tras casi dos años de estar orbitando el asteroide Bennu, la nave espacial OSIRIS REX de la Nasa logró aterrizar con éxito y con una precisión milimétrica en el , y extendió su brazo robótico para recolectar muestras de su superficie, un material que no varió desde su origen, hace unos 4.000 millones de años, y que se espera que llegue a la Tierra en 2023.
Esto es un echo histórico, ya que es la primera vez que La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio consigue que una de sus sondas toque tierra en un asteroide. Tras posarse en Bennu, ubicado a más de 320 millones de kilómetros de la Tierra, la OSIRIS REX arrojó nitrógeno comprimido sobre la superficie del asteroide para levantar el polvo y la grava que serían recogidos por la sonda.
En una maniobra extremadamente peligrosa denominada “Touch and Go” (tocar e irse), la nave desplegó un brazo mecánico de 3,35 metros de largo con una especie de ‘aspiradora’ en su extremo, y recogió muestras durante unos diez segundos, evitando el contacto con piedras que pudiesen dañarlo, según publicó Infobae.
Una vez que lo consiguió, la sonda, del tamaño aproximado de una camioneta, retrocedió hasta una distancia segura. La nave de la Nasa despegó de Cabo Cañaveral el 8 de septiembre de 2016, llegó al asteroide a finales de 2018 y, desde entonces, estuvo orbitándolo y realizando diversos estudios sobre su composición, estructura y actividad.
Durante este tiempo, OSIRIS-REx observó eventos frecuentes de eyección de partículas hasta detectar la presencia de rocas muy brillantes, silicatos de tipo basáltico, que contrastan con lo oscuro del resto del material y que hacen pensar en que proceden del exterior, no de la composición original del asteroide.
Como otros asteroides de su tipo, Bennu es rico en minerales hidratados y moléculas orgánicas complejas, por lo que estudiar este material, tal y como se encuentra en el asteroide, puede dar las claves para comprender cómo llegaron esos compuestos a la joven Tierra y cómo dieron lugar a los seres vivos que hoy la habitan.
La nave espacial está programada para partir de Bennu en 2021 y entregará la muestra recolectada a la Tierra el 24 de septiembre de 2023.