La pandemia de coronavirus despertó un nuevo interés de las élites de Silicon Valley hacia la idea de las ciudades flotantes, comunidades políticamente autónomas construidas en aguas internacionales, con su propia legislación y libres de impuestos, tal como ya lo había pensado Patri Friedman, un exempleado de Google y fundador del Instituto Seasteading, dedicado a esta idea.
"Las personas en centros tecnológicos como Silicon Valley están buscando otros lugares para vivir que sean más baratos, más seguros y se manejen mejor", afirma Friedman.
De acuerdo con el creador del concepto, en el contexto de la pandemia actual hay "mucho" interés en las casas flotantes unifamiliares, así como en "trasladarse a uno de los países libres de impuestos y trabajar en la construcción de ciudades 'chárter' en todo el mundo", según publicó The Telegraph.
Al mismo tiempo, Friedman reconoce que construir una gran ciudad flotante en alta mar es "realmente difícil", pero afirma que se encuentra en conversaciones con algunos "desarrolladores de ciudades flotantes" acerca del potencial de una comunidad costera como parte de una propuesta para construir una ciudad autónoma, cuya ubicación "no está listo para anunciar".
Cabe mencionar que la idea de las ciudades flotantes autónomas no es nueva. De hecho, Friedman divulgó su idea por primera vez en el 2008 en un libro coescrito con un trabajador de Google. Desde entonces, lo más lejos que llegó la compañía fue a suscribir un memorando de entendimiento con el Gobierno de la Polinesia Francesa en el 2017, donde planeó construir la primera "ciudad flotante" con viviendas para 300 personas para el año 2020. No obstante, tras la preocupación mostrada por la población local, las autoridades anularon el compromiso un año después, según publicó RT.