Pablo Giustetto es un joven rosarino que hace un tiempo se instaló en la ciudad china de Beibei, en la provincia de Chongqing, muy cerca de Wuhan, el origen de la pandemia del coronavirus que tiene en vilo al mundo entero. Allí enseña español en la universidad y tiene un emprendimiento empresarial. Contó que el 8 de abril esa zona saldrá de la cuarentena obligatoria después de casi tres meses y describió que “se tomaron medidas parecidas a las de Argentina y dio buenos resultados”.

En diálogo con A Diario (Radio 2), Pablo sostuvo que “acá se tomaron medidas muy parecidas a las que Argentina y se están viendo los buenos resultados de esa política”.

Luego describió que “la gente está volviendo a las calles, a los negocios, a hacer una vida parecida a la de antes del virus”. Aunque aclaró que “la población todavía tiene un poco de miedo porque el gobierno advirtió que todavía el virus no terminó”.

El docente rosarino, que tiene a toda su familia en nuestra ciudad, destacó que “algunas industrias grandes están volviendo a abrir, pero todavía no hay clases en las escuelas y en las universidades”.

“Acá la gente entendió que el virus se frenaba quedándose en sus casas”, remarcó. Y añadió que “es una sociedad que respeta las reglas; la gente piensa en su situación personal, pero también en el bienestar de la comunidad”.

Pablo contó qué le transmiten sus familiares, preocupados por el lugar en el que se encuentra: “Estuvieron muy preocupados durante todo este tiempo, pero ahora el alerta es compartido porque el virus está en todos lados”, confió.

Respecto de trabajo en la universidad, dijo que “el chino es un idioma difícil pero también apasionante”.

Y cerró: “Empecé a estudiar en Rosario, luego vine a perfeccionarme en China y me asenté aquí con mi trabajo de docente y con mi emprendimiento de comercio internacional”.