Rosario tendrá a su octavo jefe policial en apenas dos años y medio. La última decisión la tomó el ministro Jorge Lagna este jueves al reunirse en la ciudad con Natalio Marciani, quien había asumido el cargo 90 días atrás. Su determinación marca una continuidad meramente estadística de que los últimos 7 titulares del cargo no tienen, en promedio, más de 4 meses de duración.
El encuentro llevado adelante en la Sede de Gobernación tuvo la comunicación del ministro hacia el ya ex jefe policial, basada exclusivamente en los resultados de su gestión, dejando a un lado la investigación por inclumplimiento de deber de funcionario público en la que trabaja el fiscal Caterina tras una denuncia en Fiscalía proveniente de la capital provincial y que derivó en el secuestro de su teléfono celular.
Desde el 18 de enero que asumió Marciani la ciudad tuvo más de 70 crímenes, casi en su totalidad vinculados a disputas entre bandas narco, principal flagelo de los últimos años que llevaron a tener más de 200 asesinatos por año.
Quien iba a suceder a Marciani de forma provisoria era quien hasta este jueves era la sub jefa, la comisario Betina Governatori, empleada policial desde el año 1999 y que también está bajo la órbita de la Justicia por la misma denuncia que hay contra el ya ex jefe, además de tener que entregar su celular para ser peritado en búsqueda de pruebas.
Governatori se aprestaba para tomar funciones cuando recibió la noticia en horas de la noche de que otra mujer había sido designada en el cargo: se trata de Margarita Romero, proveniente de San Lorenzo.
Este nuevo anuncio tomó por sorpresa a más de uno, teniendo en cuenta que horas antes en declaraciones a Radio 2, el propio Lagna había entregado palabras de confianza para Governatori y había sido cauteloso a la hora de definir cuando se elegiría al nuevo jefe.
“Por ley queda trabajando y seguimos evaluando un nombre para esta regional, que es la más importante de la provincia, y no queremos tomar decisiones apresuradas. Es una persona capacitada y veremos como se desempeña. Mientras tanto seguimos analizando nombres. No es fácil coneguir jefes, no es fácil mandar”, aseveró el ministro pasadas las 15 del jueves.
Pero cuando el escenario se encaminaba para que la mujer que hace más de 20 años es empleada policial tome el cargo, llegó un sorpresivo comunicado –también para la propia nueva jefa- en la que nombraba a otra mujer al frente de Jefatura.
Margarita Romero será finalmente quien marque el precedente de tener al frente de la Unidad Regional II a una figura femenina, algo históricamente ausente en el cargo. Ingresó a la fuerza en el año 1993 y se desempeñó en tareas de calle como parte de la brigada de orden urbano de Rosario y Santa Fe capital. Realizó tareas administrativas durante otros años y trabajó en la Jefatura de Policía del departamento Iriondo. Se desempeñó durante casi dos décadas en la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) tanto como personal de calle como en el área de administración y finanzas.
Sus últimas experiencias la ubican como jefa de la Unidad Regional en General López y Villa Constitución, en 2020 y 2021. Los últimos tres meses de su carrera policial fueron como jefa en San Lorenzo, donde apenas trabajó tres meses hasta el nombramiento que llegó este jueves, un caso similar al de Luis Maldonado que llegó a Rosario tras estar un corto período de tiempo en dicha localidad del cordón industrial.
El nuevo subjefe de Jefatura en Rosario será Mario Goyenechea, de íntegra carrera en el departamento Iriondo desde 1995, desempeñándose en distintas comisarías de Serodino, Correa, Oliveros y Salto Grande. Desde noviembre de 2020 que no tenía un nuevo cargo asignado tras ser nombrado en la agrupación de orden público.
Los otros jefes
Desde que asumió la gestión de Omar Perotti como gobernador pasaron 7 jefes policiales en Rosario. Uno cada 120 días.
La zaga comenzó cuando asumió Marcelo Sain al frente del ministerio de Seguridad. Quien era por entonces Jefe de Policía de Rosario, el comisario general Marcelo Gómez, renunció a través de una carta en la que refería no sentirse tenido en cuenta por las nuevas autoridades y que nadie lo había llamado para coordinar tareas con la flamante gestión.
El primer jefe elegido fue Claudio Romano. “Nos pidieron que nos unamos a los vecinos y trabajemos juntos”, dijo en el comienzo de su función que duró apenas 22 días. Esas tres semanas estuvieron marcadas por un contexto de escalada de violencia con doce asesinatos en nueve jornadas. Tras esto, el ministerio dispuso su relevo y le otorgó el puesto a su segundo, el comisario Danilo Villán, quien al momento de dar sus primeras palabras indicó "Acá nadie tiene comprado el cargo", sabiendo que iba a ser evaluado día a día a partir de lo poco que duró la última gestión.
El paso de Villán duró casi 6 meses, uno de los más extensos de estos tiempos, hasta que dejó su cargo en el marco de la renuncia de Victor Sarnaglia como jefe de la policía Provincial. El ministerio duspuso a fines de agosto una serie de cambios en los que incluyó a la Unidad Regional II para darle paso a Daniel Acosta, hombre de 48 años y con casi 30 años de servicio, que antes había estado a cargo del Comando Radioeléctrico en Rosario, en Funes y en Granadero Baigorria.
Acosta permaneció en el cargo desde inicios de septiembre hasta el 4 de diciembre cuando se dio una de las salidas más polémicas: voceros oficiales indicaron que fue removido por mantener reuniones con dirigentes políticos y allegados a una protesta que se dio protagonizada por familiares de policías en actividad y personal retirado que incluyó un piquete en el acceso a la Jefatura de Policía.
El nombre elegido para sucederlo fue el de Adrian Forni, de 52 años con desempeño como Jefe de las Tropa de Operaciones Especiales (TOE), de la Unidad de Protección de Testigos y de la Unidad Regional de General Obligado, entre otros. En contexto de pandemia, Rosario cerró ese 2020 con la mayor cifra de homicidios en 5 años: 211. Pero el destino de Forni no iba a depender de los resultados en la calle, sino al virus que contrajo en el mes de abril y que acabó con su vida.
“No piensen que es una enfermedad leve, que no pasa nada. No, no es así, les puedo asegurar que me di cuenta de que buscaba matar. Yo me veía en mi sepelio. Les dejo un abrazo grande”, fueron sus últimas palabras a sus compañeros a través de un autio de whatsapp que generó profunda conmoción en la fuerza policial.
La partida física de Forni en mayo de 2021 tras estar 5 meses al frente de la Jefatura, derivó en que provisoriamente Natalio Marcini, su sub jefe, se haga cargo del principal mando. Cuando parecía que era el indicado para seguir en el cargo, se anunció el 11 de junio la llegada de Luis Maldonado, proveniente de San Lorenzo, donde había asumido hacía apenas 3 meses. Antes de esto, había tenido cargos como jefe de unidad en Reconquista, Casilda, Villa Constitución y también en la Policía Comunitaria.
En su presentación lo acompañó el ministro Lagna, quien fue categórico: “No podemos cambiar de un plumazo algo que lleva 15 años, pero estamos trabajando para cambiarlo”.
La gestión de Maldonado iba a sufrir el fuerte golpe de la inseguridad, que se llevó la vida del arquitecto Joaquín Pérez, asesinado en barrio Arroyito cuando iba a guardar su auto. El caso lejos de ser esclarecido, derivó en una imponente marcha por seguridad en las calles del barrio y el Monumento. Fue entonces cuando el Ministerio ordenó su relevo y mientras tanto asignó la titularidad de la policía de la ciudad de Rosario en forma interina a de la jefa de Policía de provincia, Emilce Chimenti.
“No es una intervención”, se encargó de aclarar en varias entrevistas periodísticas, en relación a su doble función como jefa local y provincial de la fuerza.
El año 2021 terminó con peores números que el 2020: 241 asesinatos siendo el año mas violento desde 2014. En ese contexto, se buscó volver a puntar a un hombre de experiencia a quien no se le había dado el pulgar arriba tras la muerte de Forni: Natalio Marciani.
“Estamos esperanzados en su trabajo” dijo el ministro Lagna cuando lo presentó el 18 de enero de este año. Justamente por su trabajo es que finalmente 93 días después elige desplazarlo. El ministro apuntó directamente a los resultados de la gestión, basadas en un monitoreo permanente de lo que ocurre en la calle. En números, la gestión Marciani llevó a tener 70 crímenes, acrecentándose la cifra en abril, donde tuvo más asesinatos que días.
El desafío de bajar los números de violencia en la calle se renuevan. El número de 500 vidas que se llevaron las calles en dos años y medio golpea a la fuerza, como las cientos de balaceras y ataques extorsivos a distintos rubros de comercios, sumado a la seguridad en calle que poco cambio nota tras 6 meses de trabajo de las fuerzas federales.