La Antártida oriental registró esta semana temperaturas de más de 30 grados por encima de lo normal, un fenómeno que varios expertos consideraron como un "récord absoluto" y que de momento está siendo investigado para determinar si se trató de algo eventual o es una consecuencia del cambio climático.
Según el Servicio Meteorológico Nacional de Francia (SMNF), los días sin heladas consecutivos no se producían desde 1991. La base de investigación franco-italiana Concordia, instalada en el domo C de la meseta antártica, a más de 3.000 metros de altitud, registró el viernes pasado una temperatura de 11,5°C bajo cero.
Los especialistas indicaron "un récord absoluto para todos los meses combinados, superando los 13,7°C bajo cero del 17 de diciembre de 2016", informó Etienne Kapikian del SMNF.
Con el fin del verano austral, las temperaturas deberían haber bajado. Sin embargo, la base de Dumont d’Urville, ubicada en la costa de la Tierra Adelia, estableció el récord del mes de marzo más suave, con +4,9°C, y una temperatura mínima de +0,2°C el 18 de marzo.
El meteorólogo Gaëtan Heymes sostuvo que "los días sin heladas son ocasionales en Dumont d’Urville, pero nunca se habían producido después del 22 de febrero de 1991". En esa línea, detalló que se produjo un "evento históricamente suave sobre el este" del continente helado, con temperaturas de 30 °C a 35 °C por encima de las normas estacionales.
Matthew Lazzara, un meteorólogo de la Universidad de Wisconsin, alertó que un incremento de las temperaturas como este "no es una buena señal". Su trabajo es monitorear las temperaturas en el Domo C-ii de la Antártida Oriental, y el viernes observó que había -10 grados Celsius, cuando lo normal es -43 grados Celsius.
"Esa es una temperatura que deberías ver en enero, no en marzo. Enero es verano allí. Eso es dramático", advirtió.
No obstante, Lazzara planteó que este récord de temperatura en la Antártida probablemente sea un evento climático aleatorio, una postura con la que coincidió el científico del Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve en Boulder, Walt Meier.
La cuestión, apuntan los expertos, radica en que si un fenómeno como este vuelve a suceder una o más veces podría ser mucho más preocupante, y representaría uno de los efectos del calentamiento global.