Santiago Arcila es un hombre colombiano oriundo de la ciudad de Pereira y saltó a la fama gracias a la viralización de su tatuaje. Es que Santiago decidió tatuarse toda su zona genital. Pene incluido. La tatuadora Laura Arias fue quien aceptó el reto.
Con la decisión tomada, Arcila le escribió a ocho tatuadoras, porque asegura que se iba a sentir mejor con una mujer, pero solo dos le respondieron que sí: una en Medellín y otra en Armenia.
Laura Arias, la tatuadora de Armenia, fue la que aceptó asumir ese gran reto de tatuar a Santiago, el primero que iba a hacer en la zona íntima de un hombre.
Según publicó Crónica, Santiago sabía que quería tatuarse el pene, pero no tenía muy claro el diseño.
Finalmente, Arcila se tatuó una serpiente que envuelve el pene, tiene la cola cerca del glande y la cabeza en el límite entre el pene y la pelvis, en donde hay una flor de loto. El fondo de la culebra es de varios colores, aunque predomina el morado.
El proceso constó de cinco sesiones que tardaron varias horas. Santiago sufrió dolores intensos, sobre todo al llegar al glande. "El dolor en esa sesión no se compara a las otras cuatro juntas”, explicó Arcila.
Por su parte, la tatuadora enfrentó este tatuaje como un gran desafío: "Yo estaba muerta de susto, pero tenía que ser muy profesional en ese aspecto así que pensé que era simplemente piel y listo y que tenía que experimentar tatuar en diferentes partes del cuerpo".
La única vez que Santiago debió tener el pene erecto fue en la primera sesión para que Laura le pusiera la plantilla del diseño de la serpiente, en las otras, por el dolor, era imposible. Al principio nadie creía que Santiago iba aguantar.
“Hubo apuestas y todo. Y nadie creyó. Hasta que salimos ese día después de hacer una línea y todos quedaron impactados”, relató Laura.
Después de esas largas y dolorosas sesiones, en las que para Laura lo más desafiante era tener que estirar la piel del pene porque no había manera de que se mantuviera erecto, llegaron los cuidados que, en realidad, según cuenta Santiago, fueron los mismos de un tatuaje normal, excepto que no podía tener relaciones sexuales.
La historia de Santiago y Laura se difundió en redes sociales. Muchos quedaron impactados, pero algunos se motivaron y se contactaron con Laura.