Gabriel Sanabria, el policía que fue baleado hace un mes durante un operativo en Arijón al 400 e internado de gravedad, reaccionó de forma favorable, abrió los ojos y los médicos trabajan para desconectarlo del respirador artificial. “Hoy lloramos de alegría después de 28 días”, dijeron sus familiares a Telenoche (El Tres).
El último parte médico del paciente Sanabria indica que “tras la mejoría que evidenció en el inicio de esta semana se le ha podido disminuir gradualmente el nivel de sedantes hasta lograr suspenderlos”, informó Andrea Becherucci, subdirectora del Hospital de Emergencia Clemente Álvarez (Heca).
La médica afirmó que el joven policía acribillado por delincuentes en zona sur comenzó a reaccionar y a respirar de a poco por sus propios medios. También moviliza dentro de la cama de terapia intensiva sus miembros e incluso “intenta apertura ocular y responder a alguna orden simple”.
Si bien el parte no dice que Sanabria despertó, Becherucci sí reconoció que abre los ojos y que en ese marco realizan tareas de "destete del respirador", es decir desvincularlo de los equipos de asistencia crítica gracias a la estabilidad que ha mostrado en los últimos días.
Lo que los médicos transmitieron con cautela fue pura emoción en boca de los familiares. Vicente, el hermano de Germán, contó que abrió los ojos y le sonrío a su mamá; también respondió con gestos cuando él le habló.
“Cuando llegamos hoy nos encontramos con que estaba medio despierto. La vio a mi mamá, le contestaba, le hacía gestos”, dijo y señaló que la mejoría de principios de esta semana tuvo un segundo escalón cuando el jueves al mediodía los médicos del Heca le bajaron los sedantes.
Y siguió: “Gabi no habla por la traqueo. Hace gestos pero busca querer hablar. Me reconoció y cuando le preguntaba si me entendía me decía que sí con la cabeza. Le dije que estaba con mi señora y los chicos y se le llenaron los ojos de lágrimas”.
“Entré, lo vi despierto y fue lo mejor en 28 días, una felicidad enorme”, resumió y cerró: “Hoy mi mamá volvió a ser mi mamá”.
A su lado, Fabián, el padre, apenas logró sumar: “Sin palabras, lo estábamos esperando todos. Un pueblo (por San Javier) y todo un país. Hoy lloramos de alegría después de 28 días”.